Perlas desde un distinto prisma

Club y afición parecen divididos por culpa de las dos joyas más prometedoras de la cantera sevillista en los últimos años. Casi igual que ocurrió el verano pasado, Luis Alberto y Campaña, Campaña y Luis Alberto, protagonizan el debate entre lo que desea una buena parte de la afición y los criterios que el club tiene para la planificación deportiva de la temporada.

Si hace sólo unos días era la triunfal llegada de Campaña a Sevilla con el título europeo sub 19 lo que provocaba el clamor de una hinchada que entiende que mucho de lo que ha llegado al vestuario desde fuera no mejora al producto local, ayer era la noticia adelantada por este diario con respecto a la inminente cesión de Luis Alberto al Barcelona B con una opción de compra de no pasará de los 4 millones de euros lo que provocaba el enfado de gran parte de la afición. El termómetro en que se han convertido las redes sociales daba una muestra de la posición del sevillismo en este asunto, el papel de la cantera, en el que el criterio de los técnicos es distinto.

Míchel reconocía el mismo viernes que el club aún no ha decidido qué hacer con Campaña, le ponía de nuevo públicamente peros tanto a su rendimiento como a su compromiso y daba a entender que no tendrá un puesto en la plantilla si no se producen algunas salidas de jugadores en el centro del campo. La afición entiende que eso es un error y que el futbolista, dos años consecutivos campeón continental con la sub 19 y en esta última edición siendo uno de los mejores, debe tener un peso cada vez mayor en el vestuario del Sevilla. Míchel y Monchi creen que el canterano no tiene aún la madurez suficiente para competir al nivel de exigencia que requiere un equipo profesional y todo ha terminado de adobarlo unas declaraciones de Vicente del Bosque en las que decía que si pudiera reencarnarse en un futbolista actual lo haría en Campaña.

El jugador, que disfruta de una semana de permiso otorgado por el club, se une mañana a los entrenamientos sin saber qué va a ocurrir con su futuro. Llegará además rodado y con mayor ritmo de competición que algunos, lo que, cuando se traslade a los amistosos, no dejará de ser otro palito en la candela que se está avivando. Una cesión para que continúe creciendo y pueda seguir jugando es la idea que el Sevilla tiene si no tuviera sitio en el equipo. Todos coinciden en que Campaña no puede repetir otro año como el pasado, sin apenas jugar ni en el filial (tenía ficha y dorsal del primer equipo) ni en Primera División.

Con Luis Alberto el caso es distinto. Tras protagonizar el verano pasado una pequeña polémica al negarse a renovar y no viajar por ello a Costa Ballena hasta que firmó, el de San José del Valle no tuvo ninguna presencia como titular en toda el ejercicio ni con Marcelino ni con Míchel. A diferencia de Campaña, jugó en el Sevilla Atlético y al finalizar el curso el club decidió que no iba a hacer en esta ocasión ni la pretemporada con el primer equipo. Luis Alberto sigue entrenándose con el filial, desde hace tiempo sabe que su destino va a ser una cesión y desde hace unos días está ilusionado porque va a jugar en el filial del Barcelona en cuanto se cierre el acuerdo que más o menos está esbozado y que tanto ha irritado a la afición. Ésta entiende que si su fútbol explota en el filial azulgrana -algo bastante factible con la calidad de jugadores que va a tener a su lado-, el Sevilla perderá a su perla, por la que el club catalán no pagará más de 4 millones de euros, la cifra que Del Nido y Monchi piden como opción de compra. La mitad ofrece el Barça, que pagará alrededor de 350.000 euros por la cesión durante un año y pagaría un porcentaje de una futura venta, amén de bonus por jugar en el primer equipo. Unos números, en general, parecidos a los de la venta de Capel hace un año al Sporting portugués, que para algunos no eran los más idóneos. La operación se va a cerrar mañana o pasado y el enfado de la afición está al caer.