Oda al pasado; oda al futuro

El otro partido

El espectáculo de fútbol y el ambiente que vivió Nervión fueron el mejor homenaje a leyendas de su historia como Luis Fabiano, Daniel... · El Sevilla demostró que se resiste a cerrar ese capítulo... basta con renovarlo .

Luis Fabiano recibe la ovación de la hinchada de Nervión acompañado de sus dos hijas.
Luis Fabiano recibe la ovación de la hinchada de Nervión acompañado de sus dos hijas.
Jesús Alba / Sevilla

14 de marzo 2011 - 05:02

Repite una y otra vez cada vez que tiene la ocasión José María del Nido una frase que demuestra el talante de una persona siempre respetuosa con los que han escrito la historia, con los grandes, con los mayores cuando se da el caso... "El pueblo que no recuerda su pasado está condenado a repetirlo".

Anoche el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán vivió una extraña mezcla de pasado y presente. Un pasado glorioso, un presente prometedor y un futuro incierto. Quizá lo que deparó el fútbol que se vio sobre la hierba nervionense vino a ser la fiesta que merecían Luis Fabiano, Daniel Alves, Adriano, Keita, también Kanoute aunque forme parte del presente y por qué no Palop y Renato. El cambio generacional es la sensación más extendida que rezuma este Sevilla, pero hasta inmerso en ese proceso logró encerrar por momentos al mismísimo Barcelona, al que perdonó en fases del encuentro. Fue el mejor homenaje a un Luis Fabiano que vivió una noche feliz, que recibió el honor por parte de Del Nido de ver el partido en el palco y que a su salida al campo antes del inicio sólo le faltó la metáfora del presidente. "Habría que sacarlo bajo palio".

El brasileño ve su sueño cumplido aunque no se sepa muy bien a estas alturas qué le reconforta más, si salir del Sevilla tras seis temporadas pidiéndolo a gritos o regresar al Sao Paulo, lo que era su deseo en los últimos meses pero un objetivo descabellado no mucho más atrás en el tiempo. Acompañado de sus hijas, recibió el calor y el cariño de una afición que tanto rugió que molestaba los oídos de la más pequeña. Minutos después su ya célebre Twitter escupía frases probablemente escritas desde el antepalco del Sánchez-Pizjuán, aunque con destinatarios a miles de kilómetros de los que tenía a escasos metros: "Poco después de emocionarme en Sevilla, me enteré de que la multitud cantó mi nombre en Morumbí. Gracias Tri".

Pero el de Luis Fabiano no fue el único gesto del sevillismo a su pasado. Daniel Alves, Adriano y Keita son también historia del Sevilla, de un Sevilla que se hizo grande y que encandiló a la ciudad y a la afición. Ahora contribuyen a la grandeza del Barcelona, pero Del Nido los visitó en el hotel de concentración, el Alfonso XIII, para entregarle un recuerdo de los títulos ganados en Nervión, para honrar ese pasado glorioso con el deseo irrefrenable de condenarse a que se repita. Del Nido, siempre encantado de entregar placas y camisetas enmarcadas, también tuvo un gesto con todos los campeones del mundo en Sudáfrica que juegan en el Barça y que son compañeros de Jesús Navas en la selección.

Pero el mejor recuerdo que se pudieron llevar todos, Luis Fabiano, Daniel, Adriano, Keita... fue el partido que se vivió en el césped, el ambiente que se respiró en la grada y las sensaciones de un Sevilla que se resiste a cerrar ese capítulo tan glorioso de su historia. Porque basta con renovarlo.

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