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La lluvia persiste en Sevilla este jueves

Nueva cita con las urgencias

Real sociedad -sevilla

El Sevilla, con la obligación de no meterse en diciembre sin haber ganado fuera de casa tras el parón.

Krychowiak, antes de embarcar hacia San Sebastián, camina delante de Coke.
Jesús Alba

21 de noviembre 2015 - 05:02

Acabado el paréntesis, ese periodo sin fútbol de clubes que se ha hecho más corto por la desagradable actualidad que sacude al mundo civilizado, el Sevilla vuelve a las urgencias. En el fútbol el pasado no existe, ni siquiera cuando lo inmediatamente anterior es un triunfo sobre el Real Madrid, un Real Madrid que pese a las críticas feroces a su entrenador, llegaba como líder e invicto al Sánchez-Pizjuán.

El equipo de Unai Emery vuelve a sentir en el cogote las prisas de la competición, ésta y la del próximo miércoles, un choque en Alemania que va a marcar su futuro en Europa. Lo de hoy no tiene el carácter de definitivo que pueda esconder la visita al Borussia Mönchengladbach, pero también es una obligación para un Sevilla que, con todas las ilusiones que generó por la confección de su plantilla, ha defraudado hasta el momento a sus parroquianos analizando el cómputo global del camino trazado en lo que va de temporada.

Y es que nos vamos a meter en diciembre y este equipo no sabe aún lo que es ganar fuera de casa, un mandamiento imposible de eludir para un grupo que quiere volver a meterse en la Champions. La visita a Anoeta tiene, de esta forma, el mismo nivel de exigencia para el vestuario nervionense que el desplazamiento a Alemania de los próximos días.

Es verdad que la victoria ante el Real Madrid, con remontada incluida, ha significado un empujón tanto anímico como de puntos para un grupo que necesita apoyos para despegar de una vez. Instalado en la mitad de la tabla, el Sevilla no puede ceder más como lo ha hecho en escenarios como Éibar, Las Palmas, Málaga o la visita al Levante. Hoy, a una hora un tanto inusual, le espera una Real Sociedad que llega en aprietos. Siempre un cambio de entrenador es señal de que el camino no es el correcto, pero los donostiarras llevan ya trabajando con Eusebio Sacristán dos semanas de entrenamiento y el efecto de un relevo en el banquillo es un factor que, si no decisivo, tiene cierta incidencia en el fútbol profesional.

Además, en San Sebastián tiene el sevillismo fresca una mala experiencia. La forma en la que encajó una derrota el equipo de Emery la pasada campaña en este estadio aún pone de los nervios a muchos aficionados. Un doloroso 4-3 con Arribas de negativo protagonista cuando en el minuto 78 Gameiro había puesto en ventaja a los blancos con ese 2-3, de penalti, que parecía definitivo tras un gran esfuerzo para remontar. El Sevilla debió haber aprendido aquella lección. Más le vale porque tal y como ha expuesto su trayectoria foránea en la presente campaña adelantarse en el marcador como visitante no parece resultarle tan fácil como entonces. Para ello se lleva el de Fuenterrabía a su tierra a los tres delanteros de que dispone tras la vuelta de Gameiro, quien acompaña a los dos goleadores ante el Madrid, Immobile y Llorente.

Emery no ha dado ninguna pista sobre la alineación en una semana en la que se unen dos circunstancias que para un entrenador suelen ser motivo para variar de estrategia. Por un lado, el partido del miércoles ante el Borussia, que por su calificación de a vida o muerte puede llevar al responsable de la plantilla a reservar a algunos jugadores. Y por otro lado el matiz que siempre añade el haber tenido a varios internacionales fuera de los entrenamientos por los partidos de las selecciones. Y ahí, por la importancia en el juego de los blancos que han adquirido los dos últimos en regresar, Banega y Konoplyanka, nacen muchas de las dudas sobre el once de hoy, un día que debe marcar, como bien ha avisado Emery, la confirmación de todo lo bueno que viene apuntando este equipo pero que no acaba de redondear. Para llegar adonde va el miércoles el Sevilla el motor tiene que sonar redondo todos los días y en todas las carreteras, no sólo dando una vuelta por la manzana.

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