Nasri, con luz propia

Un futbolista estelar, en una situación asequible para el Sevilla, rematará la plantilla que tendrá bajo su mando Jorge Sampaoli. Samir Nasri llegó anoche a la capital andaluza procedente de Manchester para firmar su contrato por una temporada con el club nervionense. El Sevilla terminó de acordar entre la mañana y la tarde de ayer con el Manchester City la cesión del jugador, sin opción de compra, una negociación que ya estaba avanzada desde días atrás y que pegó un fuerte acelerón el lunes. Hoy, con el anuncio oficial por parte del Sevilla después de que el jugador pase el reconocimiento médico, quedará rematada una operación con la que la cúpula ejecutiva del club repite la tradición de colocar una guinda de relumbrón como remate del equipo.

Sí hizo oficial anoche el club el traspaso de Konoplyanka al Schalke 04, por un montante de 15,5 millones de euros, de los que el 20% corresponderá al Dnipro según el acuerdo al que llegó el Sevilla con el club ucraniano el verano pasado. La fórmula utilizada ha sido la de la cesión con cláusula obligatoria de compra, es decir, el aplazamiento de la venta hasta el curso próximo, aunque esto obedece más a los intereses económicos de ambas sociedades para cuadrar mejor sus ejercicios contables. La realidad es que el Sevilla le hace hueco a Nasri con la salida de un jugador, Konoplyanka, que en muy escasas ocasiones ha correspondendido en el terreno de juego a todo el esfuerzo y la ilusión que puso el Sevilla en su fichaje hace ahora algo más de un año.

Se va un aspirante a crack, que despertó muchísima expectación en julio de 2015, y llega un crack consagrado que quiere reverdecer sus laureles. Después de un mal año, Nasri espera volver al primer plano internacional en el Sevilla, que realizará un alto desembolso para pagar de forma compartida con el City su elevada nómina, de unos 6 millones netos. Más de la mitad corresponderá al Sevilla, que tendrá que pagar un montante similar al de Konoplyanka (cerca de 4 millones netos), cuyo contrato expiraba en 2019.

El comité ejecutivo de la entidad blanquirroja dio luz verde a este trueque de piezas de tan alto caché. El Sevilla sale ganando crematísticamente con la operación por la plusvalía obtenida por Konoplyanka, cuya condición de futbolista mejor pagado de la plantilla pasa ahora a Nasri, bicampeón de la Premier League con el City (2012 y 2014) e internacional con Francia hasta en 41 ocasiones, aunque un fuerte desencuentro con Didier Deschamps lo apartó de la misma y no fue citado para la Eurocopa de este verano.

Nacido en Marsella el 26 de junio de 1987, Nasri se hizo futbolista en la cantera del Olympique hasta que dio el salto a la Premier League con 21 años. El Arsenal pagó en 2008 por él 16 millones de euros, para traspasarlo al City tres años después por 27,5. En total ha jugado 215 partidos en la Premier League (36 goles y 42 asistencias) y 53 de Champions (8 goles y 10 asistencias). Con el City, aparte de los dos títulos de liga, conquistó la Copa de la Liga y la Supercopa inglesa, siendo un fijo en las alineaciones, hasta que las lesiones y el irregular rendimiento, además de las llegadas de De Bruyne y Sterling, le quitaron protagonismo el curso pasado (jugó 12 partidos de Premier, marcando dos goles, y uno de Champions).

La necesidad del City, por exceso de fichas, en una posición reforzada este curso con Nolito y Sane y que ya contaba con Sterling y De Bruyne, ha posibilitado que el Sevilla cazara esta oportunidad de hacerse con un jugador que, a sus 29 años, necesita volver al primer plano de la élite internacional. El Besiktas tenía avanzadas negociaciones con el City para hacerse con él, pero Nasri ha preferido la cesión a un club como el Sevilla.

Difícilmente Monchi habría podido imaginar hace un año que podría acometer el fichaje de Nasri, un futbolista estelar con cualidades innatas para este deporte: rapidez, técnica, visión de juego, desborde, gol, dinamismo... Puede actuar en todas las posiciones de la mediapunta, aunque la habitual es la izquierda a pierna cambiada, y sólo queda esperar que su calidad luzca más que su carácter díscolo. Nasri tiene luz propia y quiere brillar de nuevo.