El Nápoles, nueva amenaza por Emery
De Laurentiis prepara una gran oferta por él; el Sevilla debe retenerlo con un proyecto consolidado
Estaba cantado que el chorreo de noticias sobre ofertas, acercamientos y tanteos respecto al futuro de Unai Emery iba a ser constante. Tras la marejada que llegó con el supuesto interés del Real Madrid y la posterior oleada del rumor sobre el Manchester City, ahora arrecia otra noticia inquietante. El Nápoles quiere sustituir a Rafa Benítez con Unai Emery y Aurelio de Laurentiis prepara una oferta fuera de lo común. Así lo aseguraba ayer ElDesmarque.com. La noticia, lógicamente, llegó hasta Agadir, Marruecos, donde estaban concentrados José Castro, Monchi y Emery para el amistoso que hoy juega el Sevilla.
En principio, las palabras de los dirigentes y del técnico están encaminadas a un acuerdo para mejorar su contrato. Emery logró ampliar su vinculación por un año más automáticamente en cuanto clasificó al equipo para Europa, con varias jornadas de antelación. Su contrato es vigente y expira en junio de 2016, con una cláusula de rescisión de un millón y medio de euros, que lógicamente tendría que pagar el club que lo quisiera además de los emolumentos que percibiera el técnico. Ante este panorama previsible, el presidente sevillista ya preparó desde semanas atrás una oferta de renovación y ampliación del actual vínculo contractual, aunque el quid de la cuestión puede responder más al proyecto deportivo que a lo meramente crematístico. Es decir, Emery quiere garantías, y no sólo promesas, de que el Sevilla va a realizar un esfuerzo en consonancia de la necesidad de competir en la Liga y en la Champions.
Monchi ya dijo el viernes en la radio oficial del club que las cuentas están saneadas y que la Champions asegura aún más liquidez. Además, el director deportivo añadió que la clasicación para el primer torneo continental no debe implicar un giro radical en la planificación. Todo pasa por consolidar y mejorar la actual plantilla, aunque a nadie escapa que puede haber una gran venta, la de Bacca. Lo que no quiere Emery es que pase, por ejemplo, lo que ocurrió el curso pasado con Fazio.
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