El Mundial, la gran asignatura pendiente de la Saeta Rubia
Fútbol
Di Stéfano jugó con dos selecciones. Con Argentina marcó seis goles en seis partidos, y con la española materializó 28 tantos en 31 encuentros, aunque ninguno fue en un Mundial. Cuando pudo brillar, en el 62, estaba lesionado.
Vistió la camiseta de dos selecciones, convirtió al Real Madrid en el club más exitoso del planeta y desplegó en la cancha una clase que muchos consideran inigualable, pero Alfredo Di Stéfano mantuvo siempre una deuda pendiente con el fútbol: jugar en un Mundial. A diferencia de Pelé o de Diego Armando Maradona, sus eternos contendientes en las discusiones sobre el "mejor futbolista de la historia", el legendario ex delantero del Real Madrid fallecido en la capital española a los 88 años no pudo nunca mostrar su calidad en una Copa del Mundo.
Con la selección argentina jugó seis partidos y convirtió seis goles, una estadística impecable y similar a la de su paso por la española, con 28 goles en 31 encuentros. Pero ninguno de esos partidos fue en Mundiales. Cuando pudo brillar, en Chile 1962, integró el equipo español, pero no jugó por una lesión. "¡Claro que estuve en un Mundial!", dijo Di Stefano años atrás en una entrevista con la agencia dpa. "En Chile. Yo fui uno de los 22, no pude jugar por una lesión de columna, pero entrenaba con los compañeros. Si no hago yo el gol en Gales, España no se clasifica. El Mundial empieza antes, y yo estaba ahí".
La suerte tampoco sonrió a Di Stéfano con la Argentina de fines de los 40 y principios del 50. "La selección argentina en esa época era buenísima", recordó en diálogo con dpa. "Lo que pasa es que Argentina jugó pocos partidos internacionales. Por hache o por be no jugaba mucho, por política o lo que fuera no jugaba". Argentina estuvo ausente en tres Mundiales consecutivos (1938, 1950 y 1954) y cuando volvió a la máxima cita del fútbol, en 1958, Di Stefano llevaba ya tiempo dos años convertido en español.
"Yo ya estaba radicado aquí (España) y me tenía que nacionalizar para poder jugar la Copa del Rey, y el club quería que yo la jugara. Me eligieron para la selección porque jugaba bien en el Madrid. Jugué 31 partidos y metí 28 goles". Cuando llegó la gran cita en Chile, la columna le impidió saldar la deuda que arrastraba ya con Argentina. Quienes vieron jugar a Di Stefano no dudan en colocarlo por encima de Diego Maradona o Pelé como el mejor de la historia del fútbol.
Que brillara en una época en la que aún no se había desarrollado la televisión fue uno de los factores que jugó en contra del hispano-argentino: mientras las hazañas de Pelé se veían en todo el mundo -ni hablar de las de Maradona-, Di Stefano es un recuerdo en blanco y negro de escasa calidad visual. El propio Di Stefano marcaba otra diferencia con Pelé, ganador de tres Mundiales: mientras "O Rei" logró su millar largo de goles jugando en Brasil y el Cosmos neoyorquino y sin pisar jamás Europa, Di Stefano, como Maradona, triunfó en el fútbol más competitivo de su época.
"La época de Pelé era otra. El no salió de su país, yo me tuve que ir a Colombia por los problemas económicos que había en los clubes", contó Di Stefano a dpa. "Colombia nos salvó a la mayoría de nosotros y después me vine a Europa y aquí me solidifiqué y salieron las cosas bien". "Salieron las cosas bien" es un modo humilde de resumir un periodo que revolucionó el fútbol.
Cuando pisó Madrid en 1953, el equipo blanco llevaba 21 años sin ganar una Liga. Desde su llegada, ganó ocho entre 1953 y 1964, cinco Copas de Europa consecutivas entre 1956 y 1960 y una Intercontinental. Datos suficientes como para que la Saeta Rubia subiera al Olimpo del fútbol. Incluso sin un Mundial a sus espaldas.
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