Molins, la confianza de Mel y su falta enviada al "infierno"

El uruguayo asegura que necesita partidos para recuperar el ritmo, tras casi año y medio parado.

Guillermo Molins conduce la pelota el día de su presentación.
Guillermo Molins conduce la pelota el día de su presentación.
S. Silva / Sevilla

31 de enero 2013 - 05:02

Con apenas una semana de entrenamientos con el equipo, el uruguayo Molins ha disputado dos encuentros con la elástica verdiblanca, ante el Atlético en la Copa del Rey y ante el Rayo en la Liga, aunque asegura que necesita varios partidos más para recuperar el ritmo de juego tras casi año y medio parado. Incluso Molins comenta el lanzamiento de falta con el que se atrevió en Vallecas y que acabó con el balón muy por encima de la portería del Rayo.

"Me siento en buena forma, pero no estoy acostumbrado a todos los elementos del juego. El míster está siendo muy comprensivo conmigo. Me preguntó cómo me sentía tras el primer entrenamiento y le dije que necesito jugar tanto tiempo como sea posible, aunque siento que no estoy preparado para jugar 90 minutos. Tengo que disputar cuatro o cinco partidos y volverá", señala Molins en una entrevista concedida al diario sueco Aftonbladet, que comentó su situación en el Anderlecht y su llegada al Betis: "Siempre he pensado que con el trabajo duro llega la recompensa, pero nunca se sabe el momento y hay que estar preparado. Durante este invierno me he entrenado duro y aunque no jugaba mucho el premio llegará ahora. Espero que la recompensa me llegue en el Betis, en un fútbol que conviene a mi estilo".

En el partido ante el Rayo, Molins se atrevió con un lejano lanzamiento de falta, aunque el disparo se le marchó muy por encima de la portería rival: "En mi carrera cuando he jugado siempre he ejecutado las jugadas a balón parado. En los primeros días en el Betis, me fue bien en los entrenamientos y en el partido el técnico me pidió que lanzara, después de que el día anterior hubiera metido una parecida. Fue de 40 metros. Al principio pensé que había golpeado bien y dos segundos después vi que se acercaba y que no caía... Nunca cayó. Se fue al infierno".

Molins, además, explicó los motivos que lo llevaron a solicitar la salida del Anderlecht. "Cuando me compraron, era el número siete y tenía mucha responsabilidad. Me lesioné a las dos semanas y el club contrató a dos sustitutos, que no desaparecerían cuando me recuperase. Cuando volví, empecé a jugar, pero con el cambio de entrenador todo varió. Después de un año lesionado, perdí otros seis meses y ahora tengo que aprovechar esta oportunidad. Les pedí que pusieran un precio razonable para la venta y así ha sido", finalizó.

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