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Míchel lo despersonalizó

A las bajas de Medel, Trochowski y Rakitic, que acusó el equipo, se unió la ineficaz vuelta a los dos puntas · Fracasaron Campaña y Kondogbia, y Reyes no lo arregló.

Míchel lo despersonalizó
Juan Antonio Solís

06 de octubre 2012 - 05:02

De un plumazo, desapareció el Sevilla autoritario y poderoso de las primeras jornadas. Mucho tuvo que ver que sólo permaneciera Maduro en el eje, debido a las bajas de los sancionados Medel y Rakitic, más el lesionado Trochowski. Pero también había que mirar a la cabina de Balaídos donde Míchel cumplía el primero de sus dos partidos de suspensión. El madrileño aprovechó el trasiego de gente en el centro del campo para cambiar, él sabrá por qué, el dibujo y ubicar a dos delanteros puros, y que además no son nada duchos en la tarea de maniobrar entre líneas y ayudar a los de atrás. Quedó un Sevilla despersonalizado, que perdió la esencia que tanta ilusión había despertado hasta... que se cruzó Mateu Lahoz.

Defensa

Fue la única línea que se mantuvo con respecto a los últimos partidos. Y se dejó arrastrar por la indefinición y falta de mando que ayer emanó de unos metros más adelante. Los atacantes célticos no pararon de trabajar y apretar y forzaron varias pérdidas de Botía y sobre todo Spahic en terrenos peligrosos. Suerte para el Sevilla que Park no resolvió situaciones ventajosas y que Palop respondió a Iago Aspas.

Pero la jugada clave del partido no llegó bajo la intensidad que propusieron los celestes. Maduro levantó los brazos en un gesto instintivo que buscaba más protegerse la cara que obstaculizar el lanzamiento de Iago Aspas. Jugó con fuego y quemó a todo su equipo.

Ataque

Sobre el papel, Campaña debía actuar de Medel y Kondogbia de Trochowski. Pero nadie desempeñó el papel fundamental que tan bien ejecuta el chileno. El canterano acabó emulando más a Rakitic... en la versión menos afortunada del suizo: arriesgando en el pase de forma innecesaria, impreciso y blando; mientras, a su izquierda, Kondogbia quiso ocupar tanto terreno que se perdió en el campo.

Las constantes pérdidas de los dos jovencísimos medios desenchufó al Sevilla. Maduro tuvo que salir más de su zona que en los partidos precedentes y no estuvo preciso esta vez en los primeros pases. Contar con dos puntas tan fijos arriba como Babá y Negredo tampoco ayudó a abrir pasillos interiores. Míchel movió pieza en el descanso con Reyes por el africano, pero la apatía del utrerano empieza a ser crónica.

Por fuera, también otro jugador que había despertado muchos elogios en el inicio de la temporada, Cicinho, ofreció su partido más flojo. Sólo cuando el Celta marcó el 1-0 se soltó algo en ataque. Se alternó con Navas y como Manu esta vez sí abrió algo el campo por la izquierda, llegó cierto peligro. Negredo apareció en el remate. Pero el guardameta suplente Sergio Álvarez apareció antes de que De Lucas sentenciara.

Virtudes

La consistencia defensiva, empezando por Palop, persiste aunque el ataque no funcione.

Talón de Aquiles

Las bajas no pueden servir como excusa definitiva: los recambios fracasaron dentro de un dibujo en el que nadie se sintió a gusto.

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