Mel tiene pizarra y también espuelas

El Betis zanjó el debate cuando recuperó su tensión, apretó de verdad arriba y quitó las ganas de competir a unos chavalitos.

Juan Antonio Solís / Sevilla

05 de junio 2011 - 05:02

Fin de fiesta en Villamarín. Se acabó el fútbol sórdido de rivales repletos de jugadores sin cara definida que aparecen por Heliópolis encantados de hollar, simplemente hollar, este campo con tanta historia en el balompié español. El encuentro ante el filial del Villarreal tuvo mucho de deja vu: un animoso contrincante que se sube a las barbas del Betis porque el Betis se lo permite, y vuelta a la tortilla en cuanto éste se lo toma medio en serio. Bastaba con apretar de verdad, con dejarse de mandanga a pesar de que nada había en juego y el calor apretaba. Mel tiene mucho de buen estratega -lo demostró otra vez con su retoque en el intermedio, al prescindir de Pereira por Juanma- y no poco de buen mentalizador, pues suele espolear a sus pupilos en el descanso cuando la actitud no es la adecuada.

Defensa

Sin tensión colectiva, la defensa es casi una quimera a poco que enfrente se plante un equipo con ganas de hacer daño. Y en la primera parte, cuando los músculos aún estaban frescos y tonificados, los pipiolos del Villarreal B trenzaron juagdas de cierta calidad: el sistema de contención del Betis se quedó en tierra de nadie, quiso apretar arriba sin ir de verdad y claro, los amarillos, que saben triangular y tocar, salvaron las líneas de supuesta presión hasta plantarse ante Casto, que salvó cuatro goles.

Las espuelas de Mel resultaron en el intermedio, como en tantos partidos, y como todo el mundo mordió de verdad en la segunda parte, los chavalitos del Villarreal perdieron las ganas de competir: eso de chocar, recibir golpes, correr hacia balones en desventaja, no qué va...

Ataque

Mel premió a Jonathan Pereira por su buena segunda parte de Alcorcón, pero el menudo punta volvió a devolver la camiseta de titular escorado a la izquierda. Sólo Emana, con su clarividencia y calidad en los pases a la espalda de la defensa, creó peligro en esa fase de disrensión. Pero Rubén Castro, de nuevo como falso extremo derecho, marró en la definición.

Mucho mejor estuvo el canario en cuanto abandonó la banda y acompañó a Jorge Molina en zona de remate. Juanma abrió el campo por la diestra, Emana por la siniestra y como todo el Betis quiso, pudo.

virtudes

El broche no resultó brillante, pero sí coherente con la temporada: si el Betis aprieta, aparece el juego... y las victorias.

talón de aquiles

Esa pachorra inicial.

No hay comentarios
Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último