Mel aprovecha su crédito
Mensaje de unidad y de asunción de culpas del entrenador, que solicita apoyo a la afición ante el Levante. El técnico sólo habla ya del próximo partido y, a su manera, pide fichajes en invierno.
Pepe Mel compareció este lunes en rueda de prensa, doce horas después de la debacle del Betis en el Vicente Calderón. Y lo hizo motu proprio. Su principal mensaje fue un llamamiento a la unidad, quizá auspiciado por los desagradables minutos vividos por la expedición bética en Atocha con un grupo de aficionados que la increpó. Eso sí, aprovechó para reconducir la nave, corregir los objetivos aireados por Miguel Guillén y, de paso, insinuar que el equipo debe ser reforzado en invierno.
El técnico tiene carisma y crédito ante la afición, y lo aprovechó. "Era necesario hablar hoy y dar la cara. Estamos decepcionando a la gente que nunca nos decepciona, a nuestra afición. En tres años hemos tenido muchas piedras en el camino y hemos ido creciendo. No hace falta que diga del lugar del que venimos y no es justo que no podamos disfrutar de Europa. Los béticos merecen saber por boca de su entrenador por qué las cosas no salen. No quería dejar pasar los días y me podéis preguntar lo que queráis", instó a la prensa, que enseguida le preguntó si ha pensado en dimitir: "La noche de ayer fue muy dura para mí. Estoy en un club al que me costó mucho llegar y lo único que tengo ganas es de seguir trabajando en este club, recompensar a la gente y hacer las cosas bien. Sería un cobarde, muy mal mal profesional y muy mal bético si me bajase del barco. Ahora es cuando tengo que trabajar más".
Mel admitió la incidencia de lo vivido en el andén del AVE. "Lo de Atocha era algo que podía pasar. Quiero quitarles toda la presión a los futbolistas. Que trabajen y no les tiemblen las piernas. Hay 14 fichajes en la plantilla y les pilla de nuevos esta situación", recuerda.
El madrileño admitió su culpa en la mala racha. "Las causas me corresponde encontrarlas a mí. El trabajo de un entrenador en el plano ofensivo es que un equipo genere muchas ocasiones de gol y, paulatinamente, hemos ido perdiendo eso. Significa que yo he hecho algo mal y quiero poner las pautas para que no nos suceda contra el Levante. A mí me corresponde solucionar el problema, que es colectivo. Jugamos partidos para ganar y nos faltó gol, pero en el de ayer que Rubén hubiera estado era igual. Hemos ido perdiendo esa clarividencia de cara al gol y ese nerviosismo nos ha producido fragilidad defensiva. Estoy seguro de que lo vamos a hacer bien en Europa y que veremos esto en verano como una mala racha que superamos. Es normal que la gente esté cabreada con el entrenador", reconoce Mel, quien se aparta del objetivo de Miguel Guillén: "Él quiere meter ilusión y optimismo a la gente. Nuestra realidad ya es el día a día y el próximo partido. Siempre nos fue bien así. Más allá no quiero mirar".
Lógicamente, hace club al hablar de la confección de la plantilla. "El Betis está estructurado de una forma que no nos ha ido tan mal. La secretaría técnica me da unos futbolistas y para mí los 25 son excepcionales y voy a muerte con ellos. Son ellos los que nos van a sacar del atolladero. Me arrepiento de muchas decisiones, como la forma de cambiar a la gente, pero los he querido tener a todos implicados. El único que no puede faltar es el que falta (Rubén Castro). Todos los demás son parecidos. Quería tenerlos a todos enchufados y a lo mejor me he equivocado. Tenemos que dar con la tecla de ser el equipo alegre que éramos y no tener la presión de perder", se sincera el técnico, quien a la afición sólo le pide apoyo: "No estoy aquí por una pose, estoy aquí porque creo que lo debo hacer. Es el momento de decirle al beticismo que tenga esperanza. Hemos salido de situaciones mucho peores y le pido a la gente que el jueves en vez de gritar Pepe Mel, que grite Betis. Hay que ayudar a los futbolistas, los azulgranas son el Levante y los nuestros, los del Betis. Tras el partido, que cada uno se manifieste como quiera. Necesitamos estar juntos".
Mel sabe que es pronto, pero está preocupado. "Tenemos un calendario complicado. No ganar el jueves empieza a ser un pequeño drama y tener dramas en la jornada 10 para una institución en ley concursal es peligroso. Estamos a tiempo de pintar el futuro del color que queremos", anuncia.
Lógicamente, siente que su plantilla es mejorable. "La tabla dice que si la Liga acabara ahora estaríamos en Segunda. Los errores que pudimos cometer en verano, hay que subsanarlos. Pero ahora me preocupa más apoyar a los que están, que son los que tienen que sacarnos las castañas del fuego. Prometo en mi parcela el máximo esfuerzo; el club en la suya también lo hará. En todas las crisis anteriores el final fue feliz porque hay unidad. El Betis no es mío, ni de Bosch ni de nadie".
Lo que tiene claro es que es momento para los hombres. "Necesitamos gente fuerte mentalmente, que quiera la pelota. Sí le puedo decir al aficionado que serán mejores o peores, pero que quieren sacar esto adelante", apostilla.
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