La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Marruecos - España
Doha/Con la incertidumbre de lo que ocurrirá en caso de derrota, la decisión de Luis Enrique Martínez sobre su continuidad en el cargo de seleccionador, pero con la seguridad que siente España en un estilo definido de juego, un sello innegociable, llega a la hora de la verdad del proyecto del técnico asturiano. En un Mundial, midiendo el gen competitivo ante una Marruecos convertida en revelación de Qatar 2022 que sueña despierta con hacer historia.
Es la hora de España, la de enterrar experiencias negativas encadenadas en Mundiales desde que tocó el cielo de Johannesburgo. Han pasado doce años y medio ya del mayor éxito. Sin superar la barrera de octavos que traspasó en cinco de los ocho precedentes. Pocos en comparación con el resto de favoritas en Qatar 2022 pero no para asumir la responsabilidad del favoritismo ante Marruecos.
Por mucho que sufriese un accidente ante Japón. Un colapso de diez minutos que cambió el rumbo del camino, evitando a Brasil en unos hipotéticos cuartos, pero también desplomó ilusiones relanzadas tras el estreno histórico ante Costa Rica (7-0) y la imagen de fortaleza frente a Alemania (1-1). Por mucho que Marruecos se haya convertido en una de las grandes sensaciones del torneo, única representante del continente africano tras salir líder de un grupo con selecciones europeas del nivel de Croacia y Bélgica. Ninguna fue capaz de hacerle un solo tanto.
Solamente encajó ante Canadá (2-1) en un triunfo que le dio el liderato y la segunda presencia de su historia a Marruecos en los octavos de final de una Copa del Mundo. La primera en 1986, derrotada por Alemania. Es su cita con la historia. Apelando al componente emocional por encima incluso del futbolístico, con el apoyo mayoritario de una grada abarrotada de aficionados marroquíes por los apenas 5.000 que se esperan de España. Gran parte de ellos sin ser españoles.
Pero nada jugará en contra de un grupo de jugadores que elevan el colectivo por encima de la individualidad. En un Mundial en el que estrellas como Kylian Mbappé o Leo Messi ya clasifican a sus selecciones, España espera la aparición de un referente. Hasta la fecha lo fue Álvaro Morata, suplente en los dos primeros partidos. Sus tres goles en tres encuentros le hacen acaparar los focos pero Luis Enrique necesita más de futbolistas como Pedri, el encargado de proteger un estilo, o Asensio, la variante ofensiva que llegó al torneo en mejor momento.
Las pruebas realizadas ante Japón tuvieron un bajo rendimiento, por lo que Luis Enrique regresará a su plan inicial. El regreso de Aymeric Laporte como jefe de la defensa, de Jordi Alba a una banda izquierda en la que fue un puñal dando dos pases de gol. Las dudas por despejar están en la banda derecha, con Dani Carvajal ganando opciones por el estado renqueante de César Azpilicueta, por un problema en el gemelo izquierdo.
Y Asensio desafiando la titularidad del máximo goleador de la era Luis Enrique, un Ferran Torres que fue de más a menos en el torneo, como la selección española, comenzando con un doblete y apagándose desde entonces. Decidirá el seleccionador desde el perfil del rival, con laterales ofensivos (Hakimi y Mazraoui) a los que se les puede dañar a sus espaldas. En un partido con un perfil táctico similar a los pasados en los que España abusó del balón con un pico de hasta 82% de posesión. Sólo Alemania salió a morder arriba.
Marruecos es lo opuesto. Una selección que desborda desde el físico y la velocidad. Renovada desde el banquillo con la llegada de Walid Regragui, seleccionador de los leones del Atlas desde hace tres meses para poner paz en un equipo en el que existía la incompatibilidad de uno de sus referentes, Hakim Ziyech, con su técnico, el bosnio Vahid Halilhodzic.
Con jugadores tan reconocidos en España por su protagonismo en LaLiga como Bono en portería o En-Nesyri en punta, ambos futbolistas del Sevilla. Con el delantero enchufado, acariciando la historia tras ser el primer marroquí que marca en dos Mundiales para su selección. También referentes como Achraf Hakimi, una bala en banda derecha, que asume con naturalidad el liderazgo. Con Abde Ezzalzouli, cedido por el Barça en Osasuna, y Jawad El Yamiq, del Valladolid, como jugadores que conocen a la perfección a España.
Pero es la hora de que España demuestre lo que inició en la Eurocopa 2020 disputada en verano después. Cuando si bien apenas logró triunfos en el camino, el de la necesidad ante Eslovaquia para pasar el grupo y en la prórroga de octavos frente a Croacia, con cuatro empates hasta las semifinales y una fatídica tanda de penaltis, sí sembró una semilla futbolística que debe florecer en el Mundial 2022.
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