Maniatado desde la pizarra

molde | sevilla

Carriço en el medio, Konoplyanka en la derecha, Reyes en la izquierda...

Foto: Erik Olsen
Foto: Erik Olsen
Juan Antonio Solís

26 de febrero 2016 - 05:02

Unai Emery ha ahormado un equipo muy competitivo, que juega finales cada temporada y mora en el vagón de los mejores en la Liga con solvencia. Pero dentro de su competencia fuera de toda duda, mantiene batallas personales a pesar de que la realidad plasma la inconveniencia de las mismas. A saber: prefiere a Carriço como pivote defensivo, como demostró al meterlo en la segunda parte de Vallecas el pasado domingo, a pesar de que el portugués sigue con un tibio ritmo en sus piernas y su precisión en el pase es más que discreta; de vez en cuando, vuelve a las andadas con Konoplyanka en la derecha y Reyes en la izquierda, cuando son dos jugadores con querencia a conducir o buscar el pase interior, con sus piernas buenas, en la banda contraria; ¿Fazio? volvió a mostrar que le queda para recuperar ese óptimo nivel de hace dos temporadas, pero si no disfruta de minutos ante un equipo que sería de media tabla en la Liga Adelante, cuándo será.

DEFENSA

Era un partido con todos los condicionantes para que los sevillistas le cogieran asco, para sentirse incómodo y estar más pendiente de que los minutos se desgranaran que de otra cosa. Aguanieve, frío, humedad, el 3-0 de la ida... La voluntad y el ardor de los vikingos hizo el resto para que la zaga jamás se hiciera con el control de la situación. El Molde le supo buscar las vueltas a los laterales, desubicados y con el rostro encogido por el desagradable contexto. Sobre todo a Mariano en la segunda parte, con situaciones de superioridad que no fueron a más de milagro, porque el balón no cayó en uno de azul en los inciertos rechaces. Sí que lo hizo en ese despeje de Fazio abajo que tan bien resolvió Hestad para el único gol.

La rigidez del doble pivote Iborra-Carriço tampoco ayudó a sofocar las animosas y limitadas acometidas del Molde. A ambos les costó abrirse a echar una mano cerca de la cal.

ATAQUE

Reyes por la izquierda, obligado a salir por fuera y centrar -un buen centro puso, el primero que intentó, a punto de cazarlo Llorente-, lo mismo que Konoplyanka por la derecha, cuyas prestaciones sólo afloraron en esa corta fase de acoso franco, en la segunda parte, que acabó con el balón de Banega que salva un defensa bajo palos y el remate de Kolodziejczak al poste izquierdo (minutos 66 y 67). Fue un arreón puntual. Antes, con Llorente en el campo, el riojano actuó muy solo, sin acompañamiento de alguien más que pisara área: de hecho, la ocasión más clara en la primera parte fue un chutazo de Banega desde media distancia a la cruceta.

VIRTUDES

No hubo lesionados y una sola amonestación, a Carriço, aunque innecesaria.

TALÓN DE AQUILES

La pizarra de Emery, lejos de estimular a los jugadores en un partido propicio para cogerle asco, maniató el juego ofensivo.

UNO A UNO

David Soria Alguna duda en las salidas. Mejor en alguna estirada bajo palos.

Mariano La cara en esa fase de mejoría ofensiva en la segunda mitad, la cruz atrás.

Fazio Lo mejor, que disfrutó de minutos para ir soltándose. Mala suerte en ese despeje que le cae a los pies a Hestad.

Kolodziejczak Arrastrado por la corriente.

Escudero Incomodísimo. Apenas subió.

Carriço No termina de encajar en el medio.

Iborra Pases insustanciales.

Konoplyanka Apenas unos minutos de inspiración en una banda, la derecha, donde no se termina de ubicar.

Banega Mejor ayer en los disparos que en los pases o la distribución.

Reyes Lo único potable, poco, cuando abandonó la cal, como siempre.

Llorente Desconectado por aislamiento.

Krohn-Dehli Cuando entra, el equipo siempre encuentra más salida. Se ofrece y desahoga.

Gameiro Más peligro con él.

Figueiras Se proyectó arriba.

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