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Luz verde fuego rojo

El derbi sevillano

Una década hace que el Betis no se planta en Nervión por encima en la tabla, lo que unido a las exigencias, aún mayores en el Sevilla, inyecta más presión al equipo local.

Luz verde fuego rojo
Juan Antonio Solís / Sevilla

13 de noviembre 2012 - 07:36

Desde la barrera, léase un quinielista de Lugo o un apostante de Glasgow, puede que el 1 será más factible que el 2 en el derbi que se anuncia para las 21:30 del próximo domingo en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla, por presupuesto, trayectoria en las temporadas recientes, aspiraciones anunciadas desde una acera y desde otra y por ser el local, puede gozar de la condición de favorito. Pero desde la misma arena, en los cenáculos del fútbol sevillano, en esos debates de la calle que tanto fervor despiertan, los pronósticos resultan mucho más inciertos. El Betis, que aún tiene fresco en la memoria el 1-2 del pasado mayo en Nervión, es hoy, además, cuatro puntos mejor que su vecino. Tal circunstancia no ocurría desde la temporada 2002-03, hace justo una década. Y eso pesa en el ambiente, vaya si pesa...

La presión, para ti

Objetivamente, el más necesitado es el Sevilla. El club se ha marcado el objetivo de volver a competiciones europeas y hoy padece en tierra de nadie, con los mismos partidos ganados que perdidos (4) y los mismos goles metidos que encajados (13). Son las cifras de la mediocridad, una palabra de la que huye Del Nido como el gato huye del agua. Una derrota ante el Betis, cuando aún escuecen las dos faltas que Beñat le coló a Javi Varas en el último derbi, puede terminar de desestabilizar una nave que perdió su norte cuando Medel cayó en la trampa de Cesc y Mateu Lahoz decidió no pitar aquella mano de Thiago antes de que el Barça empatara en el último minuto. Sí, la presión es del Sevilla porque se aleja de su objetivo, que es Europa, mientras el Betis disfruta una cuarta plaza para la que no está llamado... en principio. El propio Miguel Guillén, como es lógico, soltó este lunes que el Sevilla es favorito por presupuesto, porque juega en casa y porque así lo reflejan las apuestas (presión al rival), pero de ahí a considerarse inferiores por plantilla, nada de nada (mensaje de autoestima y de fortaleza moral para los suyos).

El crédito de Míchel

En la jornada 4 de la temporada 2002-03, el Betis de Víctor Fernández, sexto en la tabla con 7 puntos, visitaba al Sevilla, decimocuarto con sólo 3. Desde entonces, los béticos no se plantan en Nervión por encima de su encarnizado rival en la tabla. El domingo volverá a hacerlo con 4 puntos más. Pero con un matiz: entonces, hasta el sevillista más cerrado reconocía que los verdiblancos tenían mejor plantilla y que estaban llamados a luchas más nobles. Hoy no es así. Por eso, Míchel carga con mucho más peso sobre sus hombros que Mel. El madrileño estaba empezando a convencer a la parroquia nervionense de que podía devolver al equipo a la azotea de la tabla, pero la paupérrima cosecha de las últimas seis jornadas (4 puntos de 18) ha minado su crédito, el mismo que tan maltrecho quedó con aquella derrota ante su colega Mel.

Precisamente el estratega heliopolitano se terminó de meter en el bolsillo a su afición con aquel alegrón. Y su crédito, ante los ojos del beticismo, es casi ilimitado. Eso lo arma de confianza para preparar, durante esta semana y ya en las tripas de Nervión, ese duelo donde los nervios y la falta de respaldo del entorno puede llevar a tomar una mala decisión.

En la adversidad

Los dos equipos vienen de morder el polvo -curiosamente, las cinco veces que llegó el derbi tras perder ambos en la jornada anterior, se impuso el Sevilla, que siempre fue el local-, pero el revés sevillista fuerza más si cabe al club de Nervión a buscar una solución al enrarecido ambiente que se vive en sus gradas desde que estalló el enfrentamiento entre Del Nido y los seguidores radicales del Gol Norte. El Sevilla está dando sus pasos para reconducir la situación y es de suponer que el viejo fuego de Nervión volverá a arder, como ha ocurrido siempre en las grandes citas. Item más: el hecho de limar asperezas, y que todo el graderío perciba que deben recuperar ese ardor perdido, puede avivar aún más ese fuego. En la mano del consejo sevillista está gestionarlo durante estos días. Y se quiera o no, el factor campo juega.

De hecho, el Sevilla presenta un buen balance como local en esta Liga: 3 victorias ante Getafe, Real Madrid y Mallorca, un empate que debió ser victoria ante el Levante y la polémica derrota ante el Barça en la que tanto tuvo que ver Mateu Lahoz. Más cara de perdedor se le pone al Sevilla de Míchel cuando viaja.

El Betis es un viajero más fiable hasta ahora. Ganó en Bilbao, Valladolid y Getafe, empató en Pamplona y sólo perdió en Málaga, condicionado por la temprana expulsión de Casto. Las trayectorias del Sevilla como local y el Betis como visitante son casi idénticas.

Tener la pelota o no

En la única partida de ajedrez entre Míchel y Mel, el segundo salió airoso. Marcó Negredo muy pronto, a los cinco minutos, pero al Betis le sentó muy bien tener la pelota. Ese equipo que jugó con tanto descaro en su reingreso en Primera tenía en el toque y la iniciativa sus señas de identidad. Y con Iriney marcando la línea de presión muy arriba e invitando al resto del equipo a juntar las líneas para cerrar las vías del contragolpe sevillista, los béticos llevaron el partido a su terreno. Beñat, con su precisión de cirujano en el golpeo, hizo el resto.

Esta vez, no está tan claro que el Betis quiera la pelota. Fuera de casa, a los heliopolitanos les va muy bien haciéndose fuertes atrás (mejor los centrales que los laterales, que es donde radica su talón de Aquiles), siendo más pragmáticos que alegres... y madurando los partidos para asestar el golpe en el momento oportuno, llevado por su enorme eficacia rematadora.

Míchel, por su parte, ha retocado esta temporada su dibujo. El 4-1-4-1 le ha procurado, al menos en casa, más continuidad en el juego. Es un equipo más intenso y se siente seguro, le llegan poco. El problema es que sin Trochowski no es lo mismo, porque en la izquierda no aparece una pieza alternativa. Además, Maduro no es el mismo del inicio y los centrales sufren más.

La suerte suprema

Una estrategia u otra será buena con la eficacia ante la portería rival. Y en el noble arte de hacer goles, este Sevilla lo está viendo mucho menos claro que el Betis. Si los verdiblancos saben sujetar a Negredo, tendrán mucho ganado para mantener su portería a cero: 7 de los 13 goles sevillistas llevan la firma del vallecano. Tras el internacional, nadie. Y luego, los demás: 2 goles Trochowski y uno Cicinho, Rakitic, Medel y Fazio. y no es que el Sevilla ataque poco, es el quinto que más remata (153), por detrás de Real Madrid (207), Rayo (176), Atlético (160) y Barcelona (156). El Betis, en cambio, es el antepenúltimo de los 20 equipos de Primera (109 remates), pero es el cuarto máximo goleador con sus 18 dianas. Quiere ello decir que la eficacia goleadora de los verdiblancos es mucho mayor hoy que la de los sevillistas. Y al final, toda divagación desemboca en una sola: se trata, simplemente, de meterla.

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