Lula venció a Obama
Brasil hace valer su creciente peso e influencia en el mundo para lograr el desembarco de los Juegos Olímpicos en Suramérica.
Ni Barack Obama pudo frenar el impulso de un Brasil que hizo valer su creciente peso e influencia en el mundo para lograr algo impensable hasta hace poco: el desembarco de los Juegos Olímpicos en Suramérica.
"Los Juegos de la trigésimo primera Olimpiada son para la ciudad de... ¡Río de Janeiro!", dijo a las 18:50 el presidente del COI, Jacques Rogge, para desatar la euforia del país del fútbol, que ahora es también el país de los Juegos. En Madrid, derrotada en la final, la tristeza no tuvo fin.
Brasil le ganó el duelo a la primera y segunda economía del planeta -Estados Unidos y Japón- y a un país con gran presencia en el deporte mundial, España, que tenía en su haber además el recuerdo de los brillantes Juegos de Barcelona 92. Fue Brasil contra las potencias, y ganó Brasil. Fue Lula contra Obama, y ganó Lula.
El éxito de Río de Janeiro -los segundos Juegos latinoamericanos en la historia tras los de México 68- convierte a Brasil en "la" referencia del deporte mundial para la próxima década, ya que los Juegos se celebrarán apenas dos años después del Mundial de fútbol de 2014.
Sólo tres países habían sumado hasta ahora en la historia Mundiales y Juegos en un plazo de dos años: a México 68 lo sucedió el recordado Mundial del 70, a Múnich 72, el Mundial del 74, y al Mundial de Estados Unidos 94, los Juegos de Atlanta 96.
La carrera por la sede olímpica fue definida casi unánimemente como la más ajustada de la historia, y Río, que dos años y medio atrás la había iniciado como Cenicienta, la cerró con una asombrosa seguridad y una impecable presentación. Gracias a una inteligente política de comunicación, la ciudad carioca logró potenciar todas sus virtudes y disimular sus defectos.
Obama, que pasó cinco horas por Copenhague para defender la candidatura de Chicago, su ciudad de adopción, se enteró en el Air Force One de la derrota. Ser el primer presidente de los Estados Unidos en defender una candidatura olímpica en persona no le granjeó votos extra en el COI.
Una derrota que deja en cierto modo bien parados al centenar de miembros del organismo olímpico. Tras el discurso de Obama a primera hora de la mañana casi 50 miembros le pidieron al presidente estadounidense tomarse fotos con él. ¿Votarían por Chicago gracias al carisma de Obama? "Sería muy triste que nos dejáramos guiar por la presencia de un político tan importante", dijo Nicole Hoevertsz, miembro del COI por Aruba. "Tratamos de llegar a una decisión bien equilibrada", añadió. Todo indica que así fue.
Río se benefició además del 'problema europeo': si Madrid ganaba, le cortaba el camino a ciudades como Roma, París, Hamburgo y otras del viejo continente para 2020, porque la sucesión Atenas 2004-Pekín 2008-Londres 2012-Madrid 2016 alejaba los Juegos de allí por un largo tiempo.
Los 14 votos de Latinoamérica y el Caribe -fuertemente controlados por el mexicano Mario Vázquez Raña- apoyaron en bloque a Río. Y el antiamericanismo -que pese a Obama sigue vivo entre muchos miembros del COI- jugó indudablemente también un papel.
"Este es un gran paso para la universalización del movimiento olímpico", dijo a dpa el alemán Thomas Bach, vicepresidente del COI, que se confesó "impresionado" por la presentación de Río, la mejor de las cuatro realizadas en Copenhague. Doce años atrás Río fracasó estrepitosamente en su intento de ganar la sede de 2004. Ni siquiera llegó a la final, que sí alcanzó Buenos Aires para perder claramente la carrera ganada por Atenas.
Pero el Brasil de 1997 y el Brasil de 2009 son muy diferentes. Democracia consolidada con una economía en crecimiento, Brasil tiene un peso internacional que lo sitúa como uno de los principales actores en el G-20 y serio candidato a un asiento permanente en un Consejo de Seguridad de la ONU ampliado.
"No son sólo Juegos para nosotros, sino para Suramérica, con 400 millones de personas y 170 millones de jóvenes", dijo Lula en su vibrante y efectivo discurso ante los miembros del COI. "Se abre una nueva frontera", anticipó el jefe de Estado brasileño, que pidió "expandir los Juegos a nuevos continentes", a un "país tropical, a la más linda de las ciudades". El COI, seducido por el "nuevo Brasil", fue incapaz de decirle que no.
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