Lopera, cada día más solo
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El máximo accionista declaró por escrito ante la Guardia Civil el pasado miércoles · Al final, los futbolistas le ganan el pulso y concederán entrevistas a los medios de comunicación

Manuel Ruiz de Lopera está cada día más solo. Enclaustrado entre las muchas paredes de su emporio en la calle Jabugo, apenas sale para algunas de las visitas religiosas que llenan su descargada agenda. En su entorno hay quien no se explica cómo y por qué aguanta la situación que ha provocado en el Betis con su nefasta gestión de los recursos.
La juez de Instrucción número 6 de Sevilla, Mercedes Alaya, lleva casi año y medio de investigaciones y, dicen, éstas están llegando a su punto final. La misma se está realizando de forma cronológica en sentido decreciente y la titular ha llegado hasta el origen, el famoso año 1992, en que los clubes se vieron obligados a convertirse en sociedad anónima.
De hecho, la pasada semana no sólo Hugo Galera, Paco Sánchez y Juan Márquez Medrano tuvieron que declarar ante la Brigada de Delitos Especiales de la Guardia Civil desplazada desde Madrid, sino que el propio Lopera y José León también se vieron obligados a enviar una declaración escrita. Manuel Morales, el sexto de los hombres que suscribió el crédito de 308 millones de pesetas con El Monte (el objeto del mismo fue pagar una deuda y entrar con menos capital social en el Plan de Saneamiento), envió un certificado médico y no declaró, toda vez que está convaleciente de una enfermedad en su domicilio.
Dos días más tarde, el viernes, recibió en su casa la visita de los capitanes de la plantilla, quienes le sugirieron normalizar las relaciones con la prensa sevillana. El mandamás aceptó, aunque los conminó a esperar unos días y decir, en principio, que respaldaban la postura del club. Éstos lo hicieron así, pero al ver la repercusión negativa del comunicado que les hicieron suscribir y firmar el lunes, reaccionaron con contundencia y aceleraron su derogación.
Así, ayer mismo, los medios de propaganda del club difundieron que la plantilla concederá entrevistas personales a la prensa y que las comparecencias públicas en la sala de prensa de sus miembros se ampliarán mínimamente.
Es decir, aunque hayan tenido que soportar críticas por postularse al lado del club sin estar de acuerdo, al final han sido los futbolistas los ganadores del pulso.
Y si eso ocurrió ayer, el pasado domingo en Heliópolis la afición convirtió ya en conducta habitual su repulsa al máximo accionista. Sus gritos de "Lopera, vete ya" tras el segundo y tercer goles del Betis no pudieron ser más contundentes. Pero él aguanta hasta no se sabe cuándo.
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