Llorente arregla un boceto repetitivo

Sigue empeñado Vicente del Bosque en colocar a Xabi Alonso, junto a Busquets y Xavi, en el centro del campo y, de nuevo, ante Portugal se pudo comprobar que el futbolista del Real Madrid sobra en el dibujo táctico. Con los tres en el campo, al fútbol de España le faltó rapidez y tantos toques acabó desquiciando a Villa y Torres, que fueron dos extremos. Además, en la media punta, Iniesta no funcionó y tampoco encontró a un compañero al que pasarle el balón. La entrada de Llorente por el punta del Liverpool fue una elección acertada del técnico salmantino, pero deberá tener en cuenta para próximos partidos que otras opciones como Jesús Navas, Pedro o Cesc son igual de válidas.

Defensa

Sergio Ramos fue, sin duda, el mejor hombre de los cuatro de la zaga. Fijó a Coentrao, ayudó a la hora de defender y se acercó al área rival con mucho peligro. Puyol y Piqué estuvieron a un buen nivel y lograron maniatar al gigante Hugo Almeida, que nunca se sintió cómodo, al igual que Simao o Cristiano Ronaldo, inédito en una partido de máxima exigencia.

El último de los cuatro hombres de atrás, Capdevila, sólo insistió en ataque en la segunda parte y eso se notó en una zaga que, sobre todo en la primera mitad, debió estar unos metros más adelantada junto con la línea del centro del campo, como ocurrió tras el descanso, haciendo desaparecer a una Portugal que defraudó.

Ataque

En la primera mitad, Villa y Torres cayeron demasiado a las bandas, por lo que las ocasiones sólo se contaron con tiros lejanos del punta asturiano. El problema, de nuevo, estuvo en el hecho de jugar con Xabi Alonso, que realiza, por mucho que Del Bosque piense lo contrario, la misma labor que Busquets. A eso se le unió el mal día de Iniesta. La entrada de Llorente fijó a Bruno Alves y Carvalho y el nivel ofensivo mejoró tanto que a los pocos minutos de su entrada al campo Villa hizo el gol del triunfo.

virtudes

Otra vez falló el dibujo y la calidad de los de arriba tuvo que decantar, de nuevo, la balanza.

talón de aquiles

Fútbol previsible. Faltó frescura y los cambios debieron llegar antes.