Kwizera y Jeruto, por la senda de los elegidos
XXXIX Cross de Itálica
El burundés y la keaniana se adjudican en el esprint final la primera edición otoñal, que el tiempo edulcoró
La sevillana Carolina Robles, mejor española con su decimotercer puesto
El burundés Rodrigue Kwizera, atleta de sólo 22 años que corre para el Playas de Castellón, y la keniana Norah Tanui Jeruto inscribieron su nombre en el prestigioso palmarés del Cross de Itálica, al imponerse en la XXXIX edición, primera que se disputa en el mes de noviembre. Desde el prisma español descollaron las actuaciones del madrileño Carlos Mayo, sexto, y de la sevillana Carolina Robles, decimotercera.
Kwizera superó con el arco del triunfo ya a la vista al etíope Tadese Worku, otro emergente valor del atletismo de fondo de apenas 19 años. El vencedor hizo valer su rapidez en los últimos metros para dejar atrás a Worku, quien fue el atleta que marcó el ritmo e hizo la selección prácticamente durante los 10.092 metros que tuvo el exigente recorrido por el bellísimo trazado de Santiponce.
Y pudo ser aún más exigente si el barro se hubiera enseñoreado del circuito, como aventuraban los agoreros. No fue así, las nubes permanecieron entrecortadas y los livianos atletas discurrieron por un piso compacto, amable. Este Cross de Itálica número 35 amanecía histórico por el hecho de haberse desplazado en el calendario de la tercera semana de enero al mes de noviembre. Del invierno más áspero a ese dulcificado otoño que reina los últimos años por Sevilla. Y con el mercurio de los termómetros en torno a los 12-14 grados, y no por debajo de los 10 como solía pasar en las 34 ediciones anteriores, los atletas corrieron aún con más voracidad de la que ya suelen en una cita preñada de prestigio.
De hecho, Kwizera marcó un fantástico crono de 28 minutos y 32 segundos, por los 28.33 de Worku. Tercero fue el también etíope Nibret Melak (28.41), de 22 años, y cuarto el eritreo Aaron Kifle (ganador la pasada semana en el Cross de Atapuerca), con un tiempo de 28.48. El quinto puesto fue para el ugandés Thomas Ayeko, con 28:58.
El Cross de Itálica no es largo, apenas supera los 10.000 metros cuando otros se alargan hasta los 12.000, pero es el endiablado perfil, con las tortuosas subidas y bajadas, el que lo complica. Eso, y que los favoritos, esto es la tropa africana, no se anda con remilgos para ir a todo trapo desde los primeros compases.
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Lo hicieron los más grandes: los kenianos Paul Kipkoech, Osoro Ondoro o Paul Tergat, los etíopes Fita Bayisa, Kenenisa Bekele o Haile Gebrselassie, los ugandeses Moises Kipsiro o Joshua Cheptegei. Gente principalísima no sólo en el cross, esa épica especialidad atlética donde la naturaleza juega más, sino también en el fondo y el mediofondo de Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo.
Y por esa misma senda de los elegidos discurrió Tadese Worku, el hombrecillo que marcó el tempo casi siempre. Él corrió contra sí mismo en su trayecto hasta el primer parcial, en la vuelta inicial (7.20), también fue la locomotora que paró el cronómetro en el segundo registro (14.21) y también lo hizo con Kifle, Kwizera y Melak (21.30) cuando la campaña anunció la última vuelta, que era la segunda al circuito B tras las dos iniciales al A.
Ahí, en el último cuarto de carrera, el español Carlos Mayo, que se había mantenido en el sexteto de cabeza con una zancada decidida, poderosa, ya empezó a acusar el endiablado ritmo de Worku, que incluso aprovechó el último gran repecho para soltar a Kifle primero, y a Ayeko luego para reducir a un trío los aspirantes a la victoria final. Melak trató de llegar con opciones al arreón final, pero la sexta marcha de sus oponentes lo hizo claudicar.
Raúl Chapado. Presidente de la RFEA
"Se vio una prueba de un gran nivel internacional, que está entre las ocho mejores del mundo"
Con el arco ya a la vista, Kwizera tuvo pulmones y piernas para cambiar por última vez de ritmo y dejar seco al heroico Worku, un diamante de sólo 19 años que sólo se dejó arrebatar la corona de laurel por otro que, como él, esta llamado a marcar una época en el atletismo de fondo.
Sexto, tras Melak, Kifle y Ayeko, cruzó la meta Carlos Mayo, que llegó a Itálica con el enorme aval de haber disputado la final olímpica de los 10.000 metros en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, donde acabó decimotercero. Y el madrileño de 26 años cuajó sobre el circuito romano una fantástica carrera y acabó con un tiempo de 29.07.
El Campeonato de España de Campo a Través por equipos, aliciente en el mediodía poncino, fue para el Playas de Castellón (42 puntos), por delante del Atletismo Bikila (49) y el Atletismo Numantino (60).
Antes de que Kwizera se tocara con la corona de laurel, lo hizo la keniana Norah Tanui Jeruto. La atleta de 27 años se impuso en un cerrado esprint a su compatriota Margaret Chelimo, que fue la campeona en Santiponce el año pasado.
Jeruto, con un tiempo de 24 minutos y 21 segundos, uno menos que Chelimo, abrochó así su gran actuación, pues fue quien rompió la carrera desde el primer kilómetro. Tercera fue otra keniana, Beatrice Chebet, que cruzó la línea de meta a 13 segundos de la ganadora, y cuarta fue la etíope Senbere Teferi (24.37).
La primera española fue la atleta sevillana Carolina Robles, del FC Barcelona, que corrió los 7.910 metros prácticamente en solitario, lo que añade mérito a su actuación. Entró en decimotercera posición con un tiempo de 26 minutos y 6 segundos.
Graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, afirma tener la palabra “lucha” tatuada en su corazón. Y lo demostró con su exhibición cuesta arriba y cuesta abajo, siempre con el gesto de seguridad y hasta una media sonrisa al tiempo que recibía los fuertes aplausos del público sevillano, su público, que volvió a dar mucha vida a una prueba que recupera sus mejores señales.
Precisamente el FC Barcelona, el club para el que corre Carolina Robles, se proclamó campeón de España de Campo a Través por equipos con sus 19 puntos. El Playas de Castellón fue subcampeón con 41 y el Bilbao Atletismo tercero con 49.
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