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De un Jueves de Feria indeleble a otro en la ciudad de los zares

El reportaje

José Castro, Monchi y la cúpula dirigente sevillista recuerdan con un cariño especial la vuelta a una final con el gol de Puerta al Schalke 04.

De un Jueves de Feria indeleble a otro en la ciudad de los zares
Francisco José Ortega (Enviado Especial San Petersburgo)

22 de abril 2015 - 05:02

Han transcurrido ya casi nueve años desde aquel zurdazo imponente de Antonio Puerta al que no pudo llegar el guardameta Rost en su estirada, pero el 27 de abril de 2006 siempre permanecerá en el recuerdo de todos los sevillistas. Aquel jueves, en plena Feria, como éste, se convirtió en una fecha mítica para una afición que no había disfrutado de una final de su equipo desde 1962, 44 años nada más y nada menos desde que cayera contra el Real Madrid en la Copa del Generalísimo en el primer partido de fútbol televisado para toda España. Esa espera tan prolongada, unida al desgraciado fallecimiento del protagonista de aquel gol, inscribió aquella noche con tinta indeleble en la historia del Sevilla Fútbol Club. Muchos de los protagonistas de entonces y de ahora mezclan ese 27 de abril con este 23 de abril de 2015 que se vivirá en San Petersburgo. Es un nuevo Jueves de Feria y por qué no puede ingresar otra vez en la historia a pesar de que este Sevilla ya se ha acostumbrado a jugar semifinales, finales y hasta a celebrar los títulos como algo inherente a su hábitat.

José Castro, actual presidente, era el segundo de José María del Nido Benavente en el consejo de administración de la entidad y no puede evitar la emoción al recordar aquel día. "Yo creo que el gol de Puerta lo marcó más que con la pierna con el alma de todos los sevillistas. Era un sentimiento maravilloso porque significaba romper una sequía de 44 años sin poder saborear una final del Sevilla Fútbol Club", rememora.

En la confección de aquella plantilla ganadora, incluido Juande Ramos como entrenador, había tenido mucho que ver, lógicamente, Monchi, quien no podía aguantar la angustia aquel día de 2006. "Posiblemente, quitando todas las finales que jugamos posteriormente, y no todas, sea el partido del que guarde mejores recuerdos de mi trayectoria como director deportivo. Hay un antes y un después de aquel día contra el Schalke y es evidente que tiene un lugar en nuestra historia y en nuestros corazones. ¿Cómo lo viví? La horas previas se hicieron interminables, jugaba una y otra vez el partido en mi cabeza. En aquella época veía los partidos en la grada, así que la celebración es imposible de describir, increíble", se emociona Monchi al recordarlo.

José María del Nido Carrasco tenía entonces 27 años y aún no había entrado en el consejo de administración encabezado por su padre. "Yo no era muy optimista, lo reconozco, la historia del Sevilla no me invitaba a serlo, pero a medida que fueron pasando los minutos estuve más y más nervioso. Cuando Puerta marcó no me lo creía, entonces lo pasé peor que en los 100 minutos anteriores. Nada más pitar el final pensé: ¡No puedo creer que mi padre haya llevado a una final al Sevilla FC! Era una situación espectacular", comenta el abogado y actual vicepresidente poco antes de embarcar en el vuelo hacia San Petersburgo.

Cerca de él se encuentra José María Manzano, notario y consejero del Sevilla Fútbol Club, quien recuerda que vivió el partido fuera por razones familiares. "Eso sí, aquello fue una mezcla de sentimientos encontrados, entre el fatalismo del pasado por no haber vivido nada importante, la dificultad del resultado y la ilusión que brotaba del interior para decir que por qué no ahora. El teléfono me tuvo conectado a la marcha del partido, el muro para llegar a la final parecía indestructible, pero se rompió", recuerda.

Establecer un termómetro de los sentimientos en las personas es complicado, pero Jesús Gómez, el responsable de la Comunicación en el Sevilla, lo explotaría seguro por su pasión blanquirroja. "Uff, aquello trae el recuerdo de muchos nervios y tensión. Yo estaba asustado, como no podía ser de otra manera, y mentalmente me decía que con traernos el 0-0 ya habíamos cumplido, pero luego te ves ahí... Fue de esos días que te levantas con el pellizco en el estómago y los nervios no te dejan centrarte. Y si digo la verdad, no tengo claro en el recuerdo ni dónde vi el partido en sí, imagino que en el antepalco, que es donde los veo todos. Ni siquiera sé qué hice cuando marcó Puerta, sí recuerdo que me llevé hasta el final mirando el reloj después", establece en una mezcla de sensaciones.

Sí tiene más claro este periodista criado en la barriada sevillana de San Pagés la celebración posterior. "Lo primero que hice cuando acabé en el estadio fue ir al Remembar, donde celebrábamos todas las grandes cosas que hacía el Sevilla. El pub estaba cerrado por ser Feria, pero uno de los dueños nos abrió para beber las primeras cervezas. Luego hubo trabajo en la recepción municipal y sobre las seis de la mañana llegó la liberación con un jaleo importantísimo en la caseta de un amigo".

Había comenzado la celebración, una especie de liberación también, para todos. Sin embargo, José Castro tal vez tuvo que recortarla en demasía. "A las seis de la mañana salía el vuelo para preparar la final de Eindhoven y yo tuve que privarme de eso, pero sí es verdad que fueron unas horas muy intensas y de continuo disfrute. Era muy grande lo que habíamos conseguido". Monchi, sin embargo, arrancaba ahí su Feria, "porque no la habíamos vivido mucho debido a que nos fuimos concentrados a Cartaya. Así que la noche del jueves, con la euforia, fue apoteósica, amanecimos en el real queriendo que no se acabara la noche y poder seguir disfrutándolo".

Manzano recuerda una anécdota que le contaron sus amigos en la lejanía. "Yo estaba permanentemente conectado por el móvil y me decían que muchos, camino del real, se iban parando en todos los semáforos para imitar un anuncio entonces de moda de una bebida refrescante. Cantaban el paso sucesivo de los colores del semáforo: verde, amarillo y... ¡¡¡ROJO!!!", recuerda el notario y consejero. Del Nido, mientras, se unió a la celebración de todo el consejo, plantilla y cuerpo técnico en la recepción en la caseta del Ayuntamiento. "Era mi primera final y había que celebrarlo por todo lo alto".

¿Y qué diferencias y similitudes hay entre aquella situación y ésta? "La diferencia clara es que aquel Sevilla vivía en la mediocridad, era impensable ir a una final y el Sevilla actual es una máquina de ganar, hemos disputado 11 finales y tenemos un gen competitivo espectacular", apunta Del Nido. Castro también apela a la experiencia: "Son siete títulos más que entonces y muchos partidos en la Europa League. Y es verdad que el gen competitivo se reproduce una y otra vez en la plantilla". Para Monchi, "hay una similitud muy clara, que la ilusión sigue intacta, eso no se ha perdido. La diferencia es que ya nada es sorpresivo, nos hemos ganado un lugar en la élite europea y todo el mundo nos espera".

El deseo de Monchi respecto a la cita con el Zenit en la ciudad de los zares es claro y conciso: "Que el equipo sea fiel a su estilo y compita hasta el último segundo, eso nos acercaría muchísimo a que podamos disfrutar con el pase a la siguiente ronda". Jesús Gómez añade un matiz en el aspecto profesional. "Sólo espero que por culpa de esta eliminatoria me pierda la Feria entera porque el viernes estaría en el sorteo de Ginebra". No sería igual a ese 27 de abril de 2006, pero el 23 de abril de 2015 también entraría en la lista de fechas para el sevillismo.

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