La ventana
Luis Carlos Peris
Cuidado con la broma en letra impresa
Aleksandar Petrovic
Al aparato Aleksandar Petrovic, actual seleccionador de Bosnia, que abandona la bici de montaña momentáneamente para atender educadamente la llamada a propósito de sus recuerdos en aquel primer subcampeonato liguero en la 95-96 en el Caja San Fernando.
-¿Por qué decidió venir a Sevilla?
-Tenía ganas de moverme tras cuatro años seguidos en la Cibona con los mismos retos. Quería cambiar de aires. Hablé con mi agente, cinco o diez minutos con Parra y Benjumea, y en 24 horas tomé la decisión.
-Y fue un estreno feliz.
-Fueron dos años maravillosos. Cometí un gran error al marcharme. Conseguimos retos importantes: llegar a la final de la ACB eliminando en cuartos al Madrid de Obradovic con Savic, Arlauckas... y luego en un vibrante quinto partido en Manresa. Mi único problema fue enfrentarme en la final con el Barça de Aíto.
-El segundo no es siempre el primero de los derrotados, ¿no?
-En este caso, no. Tras dejar fuera al Madrid y al Manresa todos pensábamos que era como ser campeones, impresionante, pues en la temporada anterior el equipo acabó decimotercero. Llegar a la final fue algo muy importante. Y estoy muy orgulloso también de meter al equipo en la Copa de Europa por primera vez.
-¿Era invencible el Barcelona?
-Si la final hubiera sido a 33 ó 34 minutos, habríamos tenido alguna oportunidad de ganar. Nuestra plantilla era corta y era muy difícil en siete días jugar tres partidos. Aun así, fue algo histórico.
-¿El mejor partido del curso?
-Me quedo con los dos contra el Real Madrid. Fue impresionante. Me siento muy orgulloso de que en la siguiente temporada (96-97) se cambiara la regla de cuartos y se jugara al mejor de cinco.
-¿Qué jugador le impresionó más de aquella plantilla?
-Me quedo con dos españoles, tiradores impresionantes, jamás en mi vida olvidaré a unas personas tan importantes como Raúl Pérez y Benito Doblado. Me acuerdo también del fallecido Almeida. Entre los americanos, Anderson era espectacular, un todoterreno. Y siento orgullo de la trayectoria de Scott. Se ganó un puesto en la élite durante más de 10 años después de subir del filial tras la lesión de Marvin Alexander. Medía 1,94, José Antonio Parra me decía que era muy bajito y yo le respondí que ganábamos siempre con él. Había que decidir si ficharlo o no tras cinco partidos, ya que venía de la EBA, y lo hicimos.
-¿Cuál fue el secreto del éxito?
-La unión del equipo y el hambre para conseguir algo grande. También me hacía feliz sentir que a San Pablo en cada partido venía más gente. Para mí no es sólo importante ganar, sino dar espectáculo a la gente en los diez meses en los que compites. No todo es ganar o perder, mi objetivo es también jugar un buen baloncesto para que la gente disfrute. Eso se logró.
-¿Se integró bien en la ciudad?
-De maravilla. Estuve con toda la familia. Mis hijos estaban en el colegio y vivieron dos años maravillosos. Dejé Sevilla porque ellos pasaban de grado en la escuela y volví a Croacia. Personalmente, no fue un error marcharme, pero sí profesionalmente.
-¿En qué barrio vivía?
-Fuera, en Simón Verde.
-¿Restaurante favorito?
-Uno donde se comía un gran marisco. Me lo recomendó Pesquera -director deportivo-. Muy bueno, pero no recuerdo el nombre.
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