Igual de poco intenso en los campos de Segunda (2-1)
Fiel a su trayectoria en esta campaña, en la que aún no conoce la victoria fuera de casa, el equipo de Unai Emery ofreció una discretísima imagen en su visita al Lugo, un rival de Segunda División al que fue incapaz de dominar en todo el encuentro y que se le subió a las barbas en la segunda mitad, cuando remontó un gol inicial anotado por Juan Muñoz y que dispuso además de otras ocasiones, como un disparo al poste que pudo haber supuesto una derrota mayor.
A Emery no le gusta perder, ni siquiera amistosos, y esta ocasión programada para mantener el ritmo de competición de los profesionales mientras los internacionales tienen partidos con sus selecciones volvió a ser una decepción para el entrenador y para los sevillistas que pudieron verlo por la televisión oficial del club.
El Sevilla, en dos saques de esquina fatalmente defendidos, puso otra vez sus carencias al descubierto, evidenciando una vez más que la falta de intensidad, agresivisidad, tensión defensiva... son conceptos en los que Emery debe seguir trabajando si quiere que el nivel que el Sevilla mostró en la segunda mitad del partido ante el Madrid se mantenga en el tiempo.
Pero, sobre todo, lo que el técnico de Fuenterrabía debe conseguir es que su equipo compita cuando no siente el calor del Sánchez-Pizjuán. El Anxo Carro de Lugo puede ser un escenario como lo han sido el municipal de Las Palmas, Ipurúa, el Ciudad de Valencia, La Rosaleda o El Madrigal, donde el Sevilla no supo escapar de la vulgaridad y fue siempre a remolque y desbordado.
Cuando una buena acción de Curro la culminó por bajo Juan Muñoz en la primera mitad dio la sensación de que el duelo, en el que el técnico daba minutos revitalizadores a gente que sale de lesiones como Cristóforo, Escudero o Luismi -aparte de los canteranos-, parecía que el Sevilla, conducido por un buen Reyes, iba a dominar la noche. Pero en la segunda mitad el equipo nervionense se fue metiendo atrás. Una pérdida de Curro dio origen al primer córner fatídico para David Soria, al que le remataron a bacojarro dos balones en los que sus defensas no estuvieron atentos. Y un disparo a la madera de Ferreiro, antes del segundo, pudo hacer más sangre.
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