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Cuando Monchi y Unai Emery se sentaron para planificar la presente temporada, una de las cuestiones en las que ambos coincidieron y que tenían claro era que no se iba a repetir la situación que durante todo la pasada campaña se dio con Álvaro Negredo, un delantero de una calidad inconmensurable pero que no tenía sustituto alguno. Era lo lógico, además, teniendo en cuenta que iba a haber tres competiciones, lo que aconseja tener una plantilla un poco más amplia.
La responsabilidad recae en Kevin Gameiro y Carlos Bacca, una pareja que debe relanzar al Sevilla con sus goles en la tabla clasificatoria. Y si bien la carrera la empezó a ganar el francés, con goles y con actuaciones decisivas, llega el momento en el que el colombiano también debe y tiene cosas que decir. Bacca empezó dejando muy buenas sensaciones en el primer partido oficial ante el débil Mladost Podgorica. Dio primero. Marcó en su estreno y exhibió muy buenos movimientos, pero el inicio liguero lo aparcó, se vio relegado por la efectividad de Gameiro y en sus contadas apariciones, por su forma de moverse distinta a la de su compañero, el Sevilla no logró seguir ese mismo aire de dinamismo y efectividad arriba.
La lesión de Gameiro abre una nueva puerta al colombiano, que regresó exultante de clasificar a la selección de Colombia para el Mundial de Brasil. Aunque el francés ya se entrena parcialmente con el grupo desde el día de ayer, el duelo ante el Valladolid en Pucela es una oportunidad para Bacca de recuperar terreno.
Emery tendrá que ser quien decida, pues si por un lado están los días de inactividad que ha tenido Gameiro por su lesión muscular, por otro están el largo viaje transoceánico de Bacca, los minutos acumulados con su selección y las sesiones de entrenamientos perdidas junto a sus compañeros.
"Emery nos habló en la semana del primer partido de la Liga, habló con los dos y nos dijo que sabía de las condiciones que teníamos. Nos dijo que quería entre 15 y 20 goles. Nosotros queremos seguir aportando lo máximo y sería muy lindo que los dos marcáramos 20 o más goles, lo que más se pueda para el beneficio del Sevilla". Las palabras de Bacca ilustran la ilusión de un futbolista que salió de Bélgica creyendo que iba a ser titular en Nervión. O, al menos, que iba a tener más presencia en las alineaciones de Emery. No obstante, el colombiano recuerda que "podemos jugar los dos" y que la competencia es sana y beneficiosa tanto individual como colectivamente.
La afición también espera más de Bacca. Ya ha visto de lo que es capaz Gameiro en los partidos que ha jugado y confía en que situaciones como las que se vive en esta semana sirvan para comprobar que la plantilla permite tener una variedad de delanteros que aporte estilos distintos y posibilidad de descanso para una pieza primordial en un equipo de fútbol como es el encargado de materializar los puntos con sus goles.
La tercera pata del banco es el rumano Rusescu, del que se ha hablado mucho por su estado de forma y para quien se abre la baraja en situaciones así. Nada que ver con lo que ocurría la pasada temporada con ese fenomenal delantero que es Negredo. Era fenomenal, pero era el único.
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