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Homenaje a la banda del 'Titanic'

El otro partido del España-Rusia

En base al toque horizontal, excesivamente sobón y con poca profundidad, España se despide del Mundial

La maldición ante el anfitrión continúa viva

Los jugadores de la selección rusa corren a celebrar la clasificación en los penaltis junto a los españoles, tocados, en segundo plano. / Lavandeira Jr / Efe
Víctor Navarro

01 de julio 2018 - 22:02

Cuentan que la banda del Titanic continúo tocando en el salón pese a conocer que se hundían. Qué parte de realidad y qué parte de invención tiene la historia es difícil de pronosticar casi cien años después, pero lo cierto es que ese detalle no hace sino agrandar aún más la leyenda tanto del enorme crucero hundido como de la propia Wallace Hartley Band, nombre que recibía la afamada orquesta.

Como si de un sentido homenaje se tratara, la selección española hizo algo parecido en el encuentro ante Rusia: tocó, tocó y continuó tocando incluso cuando el tiempo se echaba encima y los penaltis se acercaban como si el iceberg con el que topó el propio Titanic se trataran. Y, el resultado fue similar en ambos casos, el hundimiento del barco.

En base al toque, el equipo de Fernando Hierro logró convertirse en el primer equipo en la historia del Mundial que superó los 1.000 pases (acabó con un total de 1.114). ¿Símbolo de sometimiento al rival? Para nada. Más bien de falta de ideas, de juego plano, excesivamente horizontal y con poca profundidad. Porque la cantidad no va de la mano con la calidad. Al menos, no en este caso.

Los remates -ya sean entre los tres palos o no- fueron un fiel reflejo de la poca superioridad o ambición demostrada por el equipo español, en el que sólo Isco parecía ser capaz de hacer algo diferente. Por delante en el marcador gracias al gol en propia puerta del veterano Ignasevich,y el equipo de Fernando Hierro fue incapaz de tentar a Afinkeev. A falta de escasos minutos para el descanso, muchos pases, pero cero remates. Difícil es marcar sin tirar a puerta. Ganar es prácticamente imposible.

Hierro también quedó señalado como director de la hundida orquesta, los cambios lo dejaron en entredicho. ¿Acaso no hubiera sido mejor sacar a Lucas Vázquez por el lesionado Nacho o apostar por jugar con dos delanteros ante un equipo tan encerrado como jugó el rival español? Algunas decisiones fueron difíciles de entender.

La derrota ante Rusia, además, acrecenta una nefasta racha: el combinado español ha sido incapaz de vencer nunca a un equipo anfitrión en un gran torneo. Ocurrió en el Mundial de 1934 ante Italia, con un resultado de 1-1 en el tiempo completo y un 1-0 en el desempate; se repitió en Brasil en 1950, con un 6-1, y después en 2002 con Corea del Sur, donde el combinado entrenado por José Antonio Camacho cayó con mucha polémica. Y ayer se añadió en Rusia un nuevo capítulo para esta historia de decepciones.

El ¿tempranero? adiós de España en Rusia a puede significar el triste fin de una generación que trajo la mejor época del fútbol a nivel nacional. Piqué anunció que el Mundial sería su última competición a nivel de selecciones; Iniesta lo seguirá y Silva, posiblemente, también. Y Sergio Ramos, que llegaría con 36 años al próximo Mundial, también puede decidir abandonar antes el equipo nacional.

Sea como sea, el Mundial continúa su camino, ya sin España. Tocará tomar decisiones de cara al futuro con el fin de intentar, más pronto que tarde, pelear por añadir la segunda estrella a la camiseta de la selección.

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