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Haro aprovecha el caos

El consejo de administración revienta tras la crisis desatada por Maciá con el fichaje fallido de Damiao. El joven vicepresidente mira a su futuro como mandamás y se echa a un lado.

Haro aprovecha el caos
Javier Mérida, Sevilla

03 de febrero 2016 - 05:02

Hay consejeros en el Betis que comentan abiertamente que el asalto de Ángel Haro a la presidencia ya ha comenzado. O más bien relanzado, ya que el joven ingeniero siempre tuvo esa lícita ambición desde que empezase a comprar acciones e irrumpiese con fuerza inusitada en el consejo de administración.

Haro entró a finales de noviembre de 2014, con el primer equipo ya con media estocada y cubriendo las vacantes del consejo saliente presidido por Manuel Domínguez Platas. Había hecho un buen acopio de acciones y el poderoso entorno político-empresarial del Betis -éste apenas compra acciones pero dirige los movimientos- ya lo vio como la figura ideal para ir cogiendo nombre y protagonismo en la sociedad con vistas a postularlo algún día como presidente.

Entonces, la situación era la idónea para alguien como Juan Carlos Ollero, quien entra a su par y acompañado de dos consejeros de su cuerda, Ernesto Sanguino y José María Pagola, a los que impondría posteriormente en la comisión ejecutiva cuando se vio solo.

Fue, a principios de enero, en días coincidentes con la destitución de Pepe Mel, cuando Ollero, descontento por cómo se hicieron las cosas y discrepante con los nuevos consejeros entrados en la Junta del 17 diciembre de 2015 debido a su negociación con Manuel Ruiz de Lopera, anunció su intención de dimitir, luego pospuesta en pos de no hacerle más daño a un equipo en plena crisis deportiva. Catalán y Haro, fundamentalmente, lo convencieron, pero fue el primer momento crítico del consejo tras la aparente unión surgida de esa Junta y de la anterior, el 23 de septiembre, cuando, con sospechas veladas de pucherazo, derrotaron a Manuel Castaño.

Ollero continuó, pero creó la comisión ejecutiva con los vicepresidentes Catalán y Haro y los citados Pagola y Sanguino, para ningunear al resto y reforzarse en el consejo ante su ausencia de poder accionarial.

Pero ésta ha resultado, como cabía esperar, un parche. Así, el lunes, para decidir qué hacer con el fichaje de Leandro Damiao, propuesto como única alternativa por Eduardo Maciá, se reunió el consejo al completo. Las dudas deportivas que despertaba el delantero paranaense, las económicas, las comisiones, la idoneidad de firmar a un delantero habiendo tres en nómina... Todo ello se debatió y la negativa, más o menos vehemente, fue unánime. Es cierto que la comisión, excepto Haro, defendía el fichaje por no dejar solo a Maciá, pero con la boca pequeña y sabiendo que ganaría el no. Según alguno de los presentes, nadie apostó abiertamente por el sí.

Haro, bien asesorado, ya había anunciado el viernes su dimisión como comisionado, que no como consejero ni vicepresidente. La idea es que no se queme una figura como la suya en este consejo deslavazado y sin sentido que ha fracasado estrepitosamente -dar las llaves deportivas del club a Maciá ha sido su gran error- y que puede arruinar al equipo si no logran que permanezca en Primera.

En éstas, hay quien comenta dentro del consejo que Haro velará por el Betis y por sus acciones desde dentro, pero que raro será ya verlo en primera línea de fuego, es decir, en presentaciones, fotografías y demás actos. Así su figura estará más ajena a esta gestión y al presumible fracaso cuando deba dar el salto al sillón.

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