De La Habana a Cádiz, un Sevilla universal
Las señoras de Madrid animaban a los hinchas sevillistas por la Puerta del Sol y Tetuán, "¡viva Andalucía!", ante el asombro culé.
La fiesta sorprendió a propios y extraños. En el Parque de San Isidro, dos adolescentes en bicicleta graban la parafernalia blanquirroja: uno luce la camiseta de la selección de Ecuador, otro, la de Cristiano Ronaldo. Sus móviles no pierden un detalle mientras resuenan el Himno del Centenario y los cánticos en honor a Puerta. La invasión del sevillismo se hizo extensible a la zona más universal y urbana de Madrid. La Puerta del Sol, la Plaza Mayor, Preciados, Tetuán. El madrileño de a pie, sobre todo los mayores, se posicionaron con el Sevilla, por afinidad españolista o por pura empatía con una afición festera y agradecida que alegró el domingo de mayo en la capital. Jesús Navarrete Jiménez, socio 10.015, alucinaba: "Me sorprendió desde que nos bajamos del autobús la gente de Madrid. 'Tenemos que ganar, tenemos que ganar', decían sobre todo las señoras, abrazándose a nosotros. En la calle Tetuán me ha dicho una señora de Jaén: '¡Viva Andalucía!'. Lo decían sin tono despectivo a los catalanes".
El Sevilla, perseverante y tenaz, se ha hecho universal. Alain Rojas Galán es un cubano de Artemisa, 60 kilómetros al sur de La Habana. "Yo ya seguía en Cuba la Liga, me gustaba Bebeto, y por él me hice sevillista. Mi primer partido fue un Sevilla-Deportivo del año 2000, perdimos 1-3, nos anuló Mejuto dos goles y se formó un lío muy gordo".
Cádiz, La Habana con más salero, tiene una sustancial representación. Con la Peña La Tragedia de Brenes llegó Francisco Márquez Ruiz, socio 9.335, "Paquito de Cádiz", reseña. "Yo me hice del Sevilla cuando nos ganó la Real Sociedad 2-3, año 1997. Estaba terminando Periodismo y fui tan feliz en Sevilla que me costó irme a Cádiz una barbaridad. Aquel día, dijo Monchi: 'De los momentos complicados se aprende', y me llegó. Cuando me saqué el carné estábamos en Segunda. Recuerdo que fue el día del Sevilla-Murcia, 2-1. Yo no soy socio de finales". Su mujer también se pegó el madrugón. Cádiz-Brenes en coche y Brenes-Madrid en autobús. "Yo soy del Cádiz, pero también soy sevillista por amor", dice con verdad en la voz y los ojos Margarita Puya Barroso, sufridora consorte.
Alfredo Morlán es el encargado del Restaurante Labra, reputada casa de viandas fundada en 1860 en plena calle Tetuán, junto a la Puerta del Sol. Llegó a Madrid hace 35 años, con 17 años, procedente de Utrera. "Conservo mi sevillismo, es una de mis raíces. Lo que ha hecho el Sevilla es la década prodigiosa, esto es increíble", dice con un perfecto acento madrileño. El deje de la Campiña sevillana lo perdió. El alma la conserva intacta. "Siempre que puedo vuelvo a Utrera, no puedo vivir sin los mostachones y las bizcotelas".
El hermanamiento entre aficiones tuvo notas de convivencia natural. Paquito la Melchora, apodo maternal, llegó desde la Barceloneta con otros dos estibadores del puerto y su hijo. "Estuve en Mónaco dos veces, la segunda ganamos al Shakhtar, la primera perdimos contra ustedes", refiere a unos hinchas sevillistas de tapas. "Estáis superanimados", se admiró el azulgrana.
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