Gesta histórica, histórica fiesta en toda España
La celebración
Miles de personas se echan a las calles de todas las ciudades del país para celebrar la hazaña de la selección.
Madrid, Barcelona, Sevilla... España ganó su primer Mundial de fútbol y miles de personas se encargaron de celebrarlo por todo lo alto lanzándose a las calles de todo el país.
"Hemos sufrido mucho, pero ha merecido la pena", contaba una aficionada con banderas españolas pintadas en la cara tras la victoria 1-0 contra Holanda en la final de Sudáfrica 2010. "Esto es histórico", coincidían los hinchas que la rodeaban. "Es uno de los mejores días de mi vida. Esperamos tantos años para esto", celebraba otro.
Banderas, bengalas, vuvuzelas, bocinas de coches, pulpos de peluche y un omnipresente "Yo soy español, español, español" explotaron al unísono en todo el país cuando el pitido final en el Soccer City de Johannesburgo metió a España en el Olimpo del fútbol mundial.
"Nunca en la vida se había vivido algo parecido", señalaron los medios locales.
El corazón de la celebración fue la plaza de Cibeles de Madrid, donde más de 200.000 personas se congregaron ante la pantalla gigante más grande instalada jamás en España y en las cuatro auxiliares repartidas en el ancho Paseo de los Recoletos.
La inmensa masa de gente, regada cada tanto con manguerazos de los bomberos en una tórrida noche de verano -los relojes marcaban 40 grados antes del partido-, sufrió con un partido áspero y lleno de ocasiones para ambas partes.
Los "uuhh" de los goles errados por Sergio Ramos, Villa o Cesc, o el breve "goool" ante una pelota de Navas que pareció entrar alternaron con los gemidos de horror en las milagrosas paradas de Iker Casillas a Arjen Robben o momentos de máximo silencio por la tensión.
La prórroga despertó viejos fantasmas y cambió las caras, pero el gol de Andrés Iniesta hizo explotar el mar de gente hasta el pitido final. Sonó el himno español, sonó Bob Marley, el público ya estaba rendido a la emoción.
Pese al calor sofocante y al temido "madrugón" del lunes, las calles de la capital se convirtieron en un río de gente tras el partido.
Las mismas imágenes se repitieron en las decenas de puntos del país en los que colocaron pantallas gigantes, a las que su unieron para la final las principales ciudades de País Vasco y Cataluña, las regiones más reticentes con el tirón de la selección.
Unas 75.000 personas siguieron el partido en la avenida María Cristina de Barcelona, que hasta ahora no había colocado pantallas en el Mundial. Cerca de 40.000 lo hicieron en Granada.
La ola de rojo tuvo una excepción en Pamplona, donde miles de aficionados se congregaron en la plaza más emblemática ataviados de blanco y con añuelos rojo anudados al cuello, el traje típico de la fiesta de San Fermín que se celebra estos días.
"España, entera, se va de borrachera": el cántico tuvo su revés en algunos incidentes entre policías y agitadores en Madrid, que al parecer dejaron un policía herido en una mano. Según los medios, algunos jóvenes lanzaron botellas contra los agentes y hubo cargas policiales.
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