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Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

Gelson Fernandes, el héroe secundario

Grupo H. España-Suiza

El suizo, nacido en Cabo Verde, ejemplifica la capacidad de sacrificio de su selección, la primera sorpresa del Mundial.

España se encuentra otro Mundial (0-1)
Ignacio Naya (Dpa)

16 de junio 2010 - 18:59

Ottmar Hitzfeld lo puso para defender, pero terminó convirtiéndose en goleador, en el verdugo de España en la mayor sorpresa de la primera jornada del Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010.

Corría el minuto 52 del partido en Durban cuando Gelson Fernandes, un suizo de Cabo Verde, metió el balón en la portería de Iker Casillas tras una embarullada jugada.

Suiza se adelantaba 0-1 y nadie lo podía creer en el estadio Moses Mabhida. El campeón de Europa, uno de los grandes favoritos para llevarse el título mundial en Sudáfrica 2010, se ponía por detrás en el marcador.

Ya no podría remontar. Pese al esfuerzo de las estrellas españolas, pese a Fernando Torres, David Villa, Xavi o Andrés Iniesta, la roja cayó ante la firmeza defensiva de un equipo que nunca escondió sus intenciones.

"En estos torneos cortos, el primer partido es muy importante", dijo Vicente del Bosque en una entrevista antes del Mundial. "Suiza tiene un fútbol con mucha energía. Principalmente se basa en una pareja de mediocentros, Inler y Fernandes. Alrededor de ellos se construye el equipo. Son gente rápida, muy agresiva".

Su análisis no pudo ser mejor. Tanto Göhkan Inler como Fernandes resumieron el espíritu de sufrimiento con el que Suiza salió al campo.

Del Bosque calificó el martes de "ejemplar" a su técnico rival, Hitzfeld, al que hoy abrazó antes de empezar el partido. El alemán dio una lección táctica y sus jugadores la llevaron a la práctica a la perfección.

"Si es necesario defenderemos con nueve", había dicho. Y así lo hicieron.

El gol de Fernandes fue el colofón a una idea de juego, la misma con la que Estados Unidos infligió la única derrota que hasta ahora conocía la selección de Del Bosque, en las semifinales de la Copa Confederaciones, en 2009.

El mediocentro suizo, un actor secundario, un hombre que el Manchester City cedió al Saint Etienne francés, fue designado jugador del partido.

Fernandes llegó a Suiza junto a su madre a los cinco años procedente de Cabo Verde. Su padre había conseguido trabajo en Sitten un año antes y al fin podía reunir a toda la familia.

Unos años después, se convirtió en capitán de la selección sub 21 y hoy, a los 23 años, es indiscutible en el cuadro de Hitzfeld, un equipo que ha sabido aprovechar los talentos procedentes de la inmigración y que hoy dio el mayor golpe del Mundial a base de tesón y fe.

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