Flores a la campeona

Juegos Olímpicos de Londres

Cientos de sevillanos reciben en el aeropuerto de San Pablo a Marina Alabáu, flamante campeona olímpica en los Juegos de Londres. "La medalla la llevo siempre en el bolsillo; estoy supercontenta", afirma radiante la windsurfista.

Marina Alabáu sostiene con la mano la medalla de oro mientras es manteada por sus amigos y familiares en el aeropuerto de San Pablo.
Marina Alabáu sostiene con la mano la medalla de oro mientras es manteada por sus amigos y familiares en el aeropuerto de San Pablo.
Pepe González / Sevilla

14 de agosto 2012 - 05:02

Huele a champán en el aeropuerto de San Pablo. Es el dulce aroma de la victoria, el perfume del histórico triunfo para el deporte sevillano de Marina Alabáu Neira en los Juegos Olímpicos de Londres. Y amigos, compañeros y familiares esperan nerviosos una hora antes de que arribe a Sevilla el vuelo 2474 de Iberia procedente de Madrid-Barajas.

Se hace esperar la campeona olímpica. Es la última en recoger su equipaje. ¿Por qué siempre que esperas a alguien éste es el último en salir? Eterna pregunta sin respuesta. En el caso de Marina, una de sus maletas se ha extraviado. La proximidad horaria del vuelo Madrid-Sevilla con el Londres-Madrid trastoca las pertenencias de la campeona, aunque "vienen de camino". La medalla, que es lo realmente importante, "va siempre en el bolsillo".

El retraso aumenta la tensión en una sala de espera que grita cada vez con más fuerza ¡¡Marina, Marina!! Sus padres, puros nervios. Un rato más de espera para ellos. Toca atención a los numerosos medios de comunicación que se encuentran una zona de privilegio previa a la que ocupan sus seres queridos. Se despide de Kevin López y Luis Alberto Marco, dos de los atletas sevillanos de 800, que la acompañan en el viaje.

Marina, vaqueros, camiseta, zapatillas y pelo recogido, atiende a los periodistas con la vista puesta en la puerta de salida. Afirma con guasa: "Parece que ahí fuera está mi madre y un par más, ¿no?". Y se muestra radiante, el estrés de la competición, la ceremonia de clausura, el viaje... Nada parece que le haya pasado factura. "Estoy supercontenta, y muy orgullosa de ser la primera deportista sevillana en ganar la medalla de oro en unos Juegos".

La hispalense, afincada desde hace años en Tarifa junto a su familia, afirma que se sintió segura en la competición, a la vez que reconoce haber sentido nervios en la recta final de la prueba de RS:X. "Fui a Londres superpreparada, iba a por el oro y por eso la medalla no me ha pillado por sorpresa. No obstante, el penúltimo día fue cuando más nerviosa me encontré. Ya me veía con el oro, y ahí vi el miedo a ganar, no a perder. Es el momento que llevas tantos años esperando y por el que tanto te has entrenado. Por fin, conseguirlo, es algo magnífico".

Por su parte, los pacientes aficionados continúan con los vítores. "¡¡Qué grande eres, Marina qué grande eres...!! ¡¡Campeona, campeona!!".A ellos, a su familia y al que fuera su entrenador Kim Lythgoe, fallecido en 2009 en un accidente, dedica la medalla la hispalense. "Va por toda la gente que me ha apoyado, pero sobre todo por Kim. La última vez que lo vi también fue en Weymouth, cuando gané el Campeonato del Mundo. Allá donde esté se va a sentir orgulloso. Fue como revivir aquel momento".

Las enhorabuenas y los piropos no se hicieron esperar desde todos los estamentos de la vida pública. "La dedicatoria que más ilusión me hizo fue la de mi hermanita Blanca, que ahora se encuentra en Barcelona porque viaja al Mundial de su categoría. Diez minutos antes me llamó Rafa Nadal para felicitarme. Fue muy emocionante porque es un referente del deporte a nivel internacional. La Familia Real también me dio la enhorabuena".

Cinco minutos después de hablar con la prensa, Marina encara el pasillo hasta la puerta de salida y se desata la locura. Emotivo abrazo con Pastora, su madre, que pone los pelos de punta al que presuma de sangre fría. Lágrimas de felicidad en todos los rincones. Su padre, Juan Luis, rodea con fuerza a su hija poco después. "Papá, cuando volví de China había menos gente", le dice.

Abrazos, besos, fotos, autógrafos y manteo. Flores para la campeona. Sus compañeros y amigos del Club Náutico la hacen volar y rozar el cielo, el cielo que alcanzó el 7 de agosto de 2012 colgándose la medalla de oro.

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