Fiesta completa en la 'Sala Heliópolis'

betis | villarreal b · el otro partido

Al grito de "¡Campeones, campeones!" festejó la afición del Betis el ascenso, reconociendo el trabajo de Mel, Gordillo y la plantilla en una vuelta de honor en la que Miki Roqué volvió a estar muy presente.

Emana saluda a los aficionados en el que pudo ser su último partido en el Benito Villamarín.
Juan Pinto / Sevilla

05 de junio 2011 - 05:02

Tremenda fiesta la que se pegó la afición del Betis en la Sala Heliópolis,celebrando el ascenso a Primera División al grito de "¡Campeones, campeones, oé, oé, oé...!" soltando así el sufrimiento acumulado después de dos temporadas en la categoría de plata del fútbol español.

A buen seguro que hasta al propio Alfonso Pérez Muñoz, que fue homenajeado junto a Pedro Buenaventura antes del encuentro -el presidente, Rafael Gordillo, le entregó una camiseta al madrileño- le hubiese gustado saltar al campo vestido de corto. De hecho, se le vio emocionado besando el escudo cuando el público le gritó aquello de "¡Qué bonitos, qué bonitos, son los goles de Alfonsito!", un cántico que pasó a la historia por aquellas tardes de fútbol que dio el mago de las botas blancas. Otro que estuvo en el palco fue Joaquín. El ahora futbolista del Valencia, después de mucho tiempo, volvió a su casa para ver la celebración del ascenso.

Hasta los canteranos tuvieron ayer sus minutos de gloria, saltando al campo, también antes del inicio del partido, para brindarle a la hinchada los títulos conseguidos en sus respectivas categorías. Todo pintaba bien en los prolegómenos, pero el calor y el gol del Villarreal B hicieron que hasta el descanso el panorama se viera amarillo. Para olvidar el disgusto del 0-1, Jorge Morillo recibió otro merecido homenaje por su gran labor social con los jóvenes más desfavorecidos, apareciendo después en el círculo central un malabarista del balón que a modo de freestyle hizo las delicias de los aficionados.

El guión de la película, en la que no pudo faltar la bronca de la afición bética al colegiado Hernández Hernández por aquella pésima actuación en Ponferrada, volvió a su cauce por el tremendo afán competitivo de Pepe Mel y unos futbolistas que inyectaron adrenalina a la hinchada con los goles de Rubén Castro e Iriney. El canario no faltó su cita con el gol y acabó el campeonato con 27 goles en su haber. Por su parte, el brasileño se ha convertido en todo un ídolo del beticismo. Su entrega, lucha y sacrificio provocaron, una vez más, el rugido de una grada que volvió a gritar "¡Iriney, Iriney, Iriney!", que se ha ganado un hueco en el corazón de los béticos. Con el partido resuelto, la Sala Heliópolis volvió a vibrar haciendo la ola y gritando a los cuatro vientos eso de "¡Oé mucho Betis, eh!", llegando el subidón final a la conclusión del encuentro.

Fue, entonces, cuando toda la plantilla, con Pepe Mel al frente y escuchando eso de "¡Pepe Mel, Pepe Mel, Pepe Mel!", dio la vuelta de honor agradeciendo a la afición el apoyo dado a lo largo de la temporada, y en especial al 26 del Betis, Miki Roqué.

Las actuaciones musicales de José Manuel Soto, Manuel de Angustias y Rafa Serna, que cantó el Himno del Centenario, pusieron el broche final a una tarde en la que la afición dejó claro un mensaje: "Siempre de Primera, Betis".

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