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Fiasco de los dolorosos (1-2)

Sevilla | CSKa · la crónica

El Sevilla se queda fuera de la Liga de Campeones ante un CSKA que necesitó muy poquito para derrotarlo en Nervión. Los sevillistas no supieron jugar ni con el marcador a favor ni en contra

Foto: Antonio Pizarro
Francisco José Ortega / Sevilla

17 de marzo 2010 - 05:02

Petardazo grande del Sevillaen la Liga de Campeones, el segundo. El conjunto de Manuel Jiménez se despidió antes de tiempo de la máxima competición continental por la sencilla razón de que fue incapaz de interpretar el fútbol que exigía el resultado en cada momento del encuentro. Ni con la eliminatoria a favor ni cuando estuvo en contra, los blancos fueron capaces de darle al juego lo que éste demandaba y, claro, el CSKA, que no alinea a un conjunto de tullidos, necesitó muy poco para meter su bola en los cuartos de final de la competición.

Fue una decepción fuerte, sin duda, pues el Sevilla, hombre por hombre, dispone de mejores futbolistas que los que puede alinear en estos momentos el CSKA. El problema es que no se puede plantear un encuentro bajo el prisma de depender del adversario más de la cuenta en lugar de explotar desde el minuto 1 las cualidades de tu propio equipo. Desgraciadamente para el Sevilla, eso fue lo que le sucedió ayer a Jiménez. O a sus hombres, quién sabe sin estar presente en la charla técnica previa a cada encuentro. Lo cierto es que, pese al espejismo que supuso la clarísima oportunidad inicial de Luis Fabiano en el minuto 3, el conjunto blanquirrojo no se asemejó en nada al que salió el pasado sábado frente al Deportivo, al que movía el balón con una celeridad tremenda y hacía correr de paso al adversario. Ésa era la receta evidente contra un CSKA que aún está en los albores de su campeonato liguero y que, lógicamente, no podía tener el mismo ritmo de competición que los anfitriones. Si éstos lo exigían, por supuesto.

Y es curioso comprobar que, en apariencia, el equipo alineado por Jiménez sí inducía a pensar en un fútbol rápido para sorprender al cuadro ruso. Jesús Navas, Perotti y Diego Capel estaban en la alineación inicial por detrás de Luis Fabiano, mientras que Renato era el encargado de engarzarlo todo junto a Zokora. Pero no, el fútbol no fue tan veloz por varias razones. La primera fue el propio miedo intrínseco que mana de una excesiva presión que tal vez llegue desde el propio técnico; la segunda fue la desconexión patente con un Luis Fabiano que estaba muy lejos de los tres mediapuntas, ya que esto impedía cualquier búsqueda de una pared para llegar con ventaja al área rival; y la tercera, que la posesión del balón era sensiblemente menor que el pasado sábado pese a que alguien pueda apelar a las estadísticas para desmentirlo. No es lo mismo la posesión cuando el balón está cerca del área contraria que cuando se contabilizan los pases de un central a otro, de Dragutinovic a Fazio o de Fazio a Dragutinovic, en este caso.

El CSKA, en cambio, sí era fiel a sus ideas futbolísticas y se desempeñaba exactamente de la misma forma como lo hizo en el encuentro de ida. Los rusos jamás presionaban arriba pese a que necesitaban marcar, se limitaban a situar la línea en el centro del campo y apoyarse unos a otros para impedir que el balón llegara hasta las zonas más comprometidas para ellos. En definitiva, lograban desconectar a un Sevilla que, en teoría, tenía la situación controlada. Pero sólo era en teoría, pues está claro que en el menor fallo, o en cualquier acción positiva de los rusos, todo podía variar como de la noche al día.

Sucedió cuando ya todo se encaminaba al descanso y bastó para ello un saque de banda del CSKA. Dragutinovic midió mal al tratar de anticiparse a Necid y éste se quedó con todo a favor para golpear con el interior de su pie hacia dentro. 0-1 y la montaña se empinaba de una manera peligrosísima para un Sevilla que hasta ese momento no tenía muy claro si debía atacar o le convenía mejor dedicarse a defender. Como siempre sucede en estos casos, ni había hecho lo uno ni tampoco lo otro.

Pero ni siquiera ese inconveniente inicial iba a tener mayor trascendencia, ya que la reacción del Sevilla tardó muy poco en llegar. Apenas tres minutos después ya estaban de nuevo las tablas en el marcador gracias a un gol de Perotti. Esto demostraba que el camino más lógico debía ser el ataque sin mirar en exceso hacia atrás, que la eliminatoria sería más fácil adjudicársela con un fútbol de ataque que a través de la vía de la especulación.

Eso mismo debió pensar Jiménez, pues ni siquiera ese empate le hizo cambiar de opinión en su intención de meter a Kanoute en el lugar de Diego Capel. Lo hizo en el intermedio y la entrada del gigante francés sí le dio al equipo un fútbol algo más fluido. Luis Fabiano dejó de estar desconectado, Renato ya tenía a alguien a quien dársela mucho más cerca para que éste distribuyera desde una posición mejor. El Sevilla, en definitiva, sí llegó a combinar en esos momentos y Perotti se encontró de nuevo con una gran oportunidad, pero no llegó a empujar un balón que había prolongado Kanoute de cabeza.

Fue, tal vez, la gran ocasión antes de que sí apareciera un accidente del fútbol que sería definitivo a la postre. Una falta lejana lanzada por Honda se la comió Palop para demostrar que hasta el mejor escribano es capaz de echarle un borrón a su trayectoria como sevillista.

1-2 y ahí llegó la precipitación a un banquillo que no supo entender que el método del segundo periodo no parecía incorrecto pese a ese accidente. Jiménez se precipitó al meter a Negredo por Renato, pues condujo a los suyos a la desconexión de nuevo y los convirtió en un quiero y no puedo. El Sevilla ni siquiera creó ocasiones claras de gol desde entonces y fue mucho peor equipo. El Sevilla, el Sevilla de Jiménez igual que cuando gana, no había sabido jugar ni cuando tuvo la eliminatoria a su favor, tal vez incluso en la helada Moscú, donde debió sentenciar, ni cuando la tuvo en contra. Fiasco de los dolorosos, sin duda, para todos, particularmente para su discutido entrenador.

FICHA DEL PARTIDO:

SEVILLA: Palop; Stankevicius; Fazio, Drago, Navarro (Adriano, m.75); Navas, Zokora, Renato (Negredo, m.70), Capel (Kanouté, m.46), Perotti; y Luis Fabiano.

CSKA MOSCÚ: Akinfeev; V.Berezutzki, Ignashevich, A.Berezutzki, Schennikov; Krasic (Odiah, m.72), Aldonin, Honda (Rahimic, m.83), Semberas, Mark González (Mamaev, m.88); y Necid.

Goles: 0-1, m.39: Krasic. 1-1, m.41: Perotti. 1-2, m.55: Honda.

Árbitro: Viktor Kassai, de Hungría. Mostró tarjetas amarillas a Berezutzki, Schennikov y Semberas.

Campo: Sánchez Pizjuán.

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