Fe en la fuerza interior
Míchel cuenta con el respaldo de la plantilla y del presidente, que ayer dio un vehemente mensaje de sosiego en la cena de Navidad. "No se ha movido un ápice la confianza", dijo.
La fuerza interior sostiene al Sevilla. No les vienen bien dadas al cuerpo técnico, la plantilla ni la cúpula dirigente, que el sábado vio cómo parte de la afición se volvía hacia el palco, pero la fe en el proyecto continúa incólume. Es lo que se deriva de los mensajes que transmiten continuamente los profesionales y es lo que expresó este martes José María del Nido con motivo de la cena de Navidad del primer equipo. El dirigente recordó cuando, en octubre de 2005, la grada también se volvió hacia él, criticando el papel de Juande Ramos: "¿Sabéis lo que ocurrió aquella temporada? Terminamos con 68 puntos, quintos, empatados con el cuarto y ganamos el primer título de competición europea en toda la historia del fútbol de Andalucía. Os digo esto para transmitiros la tranquilidad absoluta y completa que el presidente tiene. No se ha movido un ápice la confianza que tenía en ustedes, pese a los resultados obtenidos, ni una pizquita".
Del Nido no hizo sino reflejar lo que muchos futbolistas ya vienen expresando desde la derrota ante el Málaga: la confianza en que tanto el entrenador como el equipo están capacitados de sobra para salir de la complicada situación actual. Ahora mismo, a ninguno de los integrantes del primer equipo se les pasa por la cabeza perder este jueves en San Sebastián, pese a ser un partido nada fácil ante un rival que lleva una buena racha de encuentros sin perder, mes y medio concretamente. Míchel, que fue calificado "como un padre" por Negredo hace escasos días, sigue teniendo el respaldo unánime de la plantilla. Y esos síntomas de unión y de ambiente sano con buenas vías de comunicación se pudieron ver en la distendida sesión de entrenamiento de este martes. Desde dentro existe la conciencia de que el cuerpo técnico y la plantilla están trabajando con denuedo y criterio.
Las charlas de Míchel con sus jugadores son constantes y en las mismas se incide en un análisis que tienen más que ver con la contumacia que con la fortuna, en forma de ocasiones fallidas y otros factores negativos como las expulsiones, le está dando la espalda al equipo. Y existe la convicción de que esa dinámica negativa tiene que cambiar por una pura cuestión estadística ya.
Mientras tanto, Míchel continúa profundizando en cuestiones tácticas. El madrileño quiere combatir la fragilidad de un equipo que esta temporada sólo logró remontar un gol en contra en un partido, ante el Mallorca. Para ello, es probable que refuerce la medular con el regreso de Maduro al equipo.
Capítulo aparte es el de las expulsiones. Cuatro partidos seguidos con un jugador menos no puede ser casualidad y, al margen del clamoroso error de Muñiz Fernández con Reyes, es obvio que las rojas a Fazio, Medel y Rakitic responden más a esa fragilidad que se fundamenta más en cuestiones tácticas o estratégicas que sí se pueden evitar. En ello anda el cuerpo técnico.
Pese al pesimismo que rodea al equipo, y que choca con la confianza interna, cabe destacar que no hay que irse tan lejos para recordar cómo una situación similar a la actual terminó con clasificación europea. El Sevilla de Gregorio Manzano estaba clasificado undécimo antes del parón navideño, con 20 puntos, uno más que ahora, y después de haber concatenado cinco derrotas consecutivas, tres en casa (Mallorca, Getafe y Almería) y dos fuera (Villarreal y Real Madrid). Aquella Navidad fue dura, aunque el equipo hizo una buena segunda vuelta en la que fueron claves, eso sí, los fichajes invernales de Medel y Rakitic. Esa ayuda extra parece inviable ahora, pese a la firmeza de Del Nido: "Yo os digo que soy el capitán, que ni el barco va a zozobrar ni existe posibilidad de naufragio, ni existe posibilidad, cero, de que abandone la capitanía de la nave sevillista", les recordó a los jugadores.
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