Fallece Palomo, un deportista sevillano con mayúsculas
Obituario
Antonio Delgado consiguió las dos primeras medallas para España en unos Juegos Paralímpicos en Toronto en 1976
Fue el artífice de un gran ONCE en baloncesto en silla de ruedas y entrenador y juez de atletismo
El deporte sevillano de toda la vida, el que nacía en Chapina hace varias décadas, perdía este Miércoles Santo a una de esas personas que estarán siempre ligadas a él. Antonio Delgado Palomo, conocido como Palomo por todos, fallecía a consecuencia de un cáncer de garganta a la edad de 63 años. Nacido en Salteras el 20 de septiembre de 1957 y alumno de los Salesianos de la Trinidad, fue el primer deportista paralímpico que conquistó dos medallas de oro para España, concretamente en los Juegos Paralímpicos de Toronto en 1976 en las modalidades de salto de longitud, con una marca de 5,82 metros, y en los 100 metros lisos, final que corrió incluso lesionado debido a un problema muscular.
Palomo, que también tuvo una gran trayectoria como entrenador de baloncesto en silla de ruedas, era despedido en el tanatorio de San Jerónimo, por sus tres hijos y también por numerosos deportistas que vivieron su trayectoria como técnico tanto en el básket como en el atletismo. Uno de ellos era Diego de Paz, uno de los mejores deportistas paralímpicos en el baloncesto de la historia en España, quien recuerda que "Palomo, así le conocíamos todos, era una institución en el mundo paralímpico. Fue el primer español en lograr dos oros en unos Juegos Paralímpicos (Montreal 76) en atletismo. Después fue entrenador de éxito en el Once Sevilla y seleccionador femenino. Era profesor de Educación Física y una institución en el atletismo, pero, sobre todo, era una bellísima persona, divertida, cariñosa y entrañable. Una pena su pérdida con 63 años".
En una entrevista publicada el pasado mes de julio en la web dxt adaptado, Antonio Delgado Palomo hacía un detallado repaso de su trayectoria deportiva desde que naciera en Salteras hace 63 años y se criara posteriormente por las calles de Triana. "En verano me pasaba el día entero en la cucaña o lanzándome del puente para combatir el calor. Pese a mi discapacidad, era uno más entre mis amigos, nunca me sentí diferente. Mis hermanos tuvieron sarampión y lo pillé estando en el vientre de mi madre cuando se estaba formando el feto. Nací sin antebrazo izquierdo", apuntaba Palomo en el texto de la entrevista de Jesús Ortiz.
Diego de Paz
"Palomo era una verdadera institución en el deporte paralímpico, pero sobre todo era una bellísima persona"
Empezó en el atletismo a los 14 años, cuando visitó por primera vez las pistas de la recordada instalación de Chapina. Allí arrancó con el salto de longitud y la distancia de los 1.000 metros, donde inició su actividad, aunque luego conseguiría los mayores éxitos en la velocidad. Entonces perteneció incluso a la sección de atletismo del Sevilla Fútbol Club. En sus primeros campeonatos de España se impuso en las pruebas de salto de longitud, 400 metros y en los relevos.
Por ello, fue seleccionado para los Juegos Mundiales, dos años antes de que ya explotara con su gran éxito en los Juegos Paralímpicos de Toronto en 1976. En la entrevista en dxt adaptado, Palomo le recordaba a Jesús Ortiz sus peripecias en la ciudad canadiense. El oro en salto de longitud lo conseguía al imponerse al israelí Nitzan Atzmon y al también español José Santos Poyatos. Un día antes de la final se había lesionado entrenando. "Sufrí una rotura de fibras del cuádriceps femoral y el médico me dijo que podía quedarme sin andar, me recomendó que me retirase. Les dije, ya soy manco, no pasa nada si también me quedo cojo, lo superaré. Sabía del peligro que entrañaba, pero quería competir y darlo todo", recordaba Palomo en la entrañable entrevista.
En esos recuerdos antes de su triste pérdida, Palomo hacía un resumen de sus vivencias en Toronto. "Ha sido lo más grande que me ha pasado como deportista, escuchar el himno de España al subir al podio no se puede comparar con nada. Estoy muy orgulloso de haber sido el primer español en ganar dos oros en unos Juegos Paralímpicos", consideraba.
Después llegaría su periplo como jugador de balonmano, donde también fue campeón de España, y posteriormente como entrenador de baloncesto, cuando hace 34 años nacía en el Kendall el ONCE Sevilla. Allí, entre otros, prepararía a un jovencísimo Diego de Paz, "al que cogí con 16 años, lo senté en una silla y le dije que sería una estrella", recordaba Palomo. Los títulos con el ONCE fueron numerosos antes de que le desmantelaran el equipo.
Posteriormente, Palomo, como recuerdan quienes más lo quisieron, estuvo presente en todos lo eventos de atletismo como juez árbitro y también era uno de los que examinaba en las pruebas físicas a los policías que opositaban a la plaza.
Descanse en paz un deportista con mayúsculas.
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