La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Objetivo, el Rey
A estas alturas, nadie se puede sorprender de nada. Hay aficionados capaces de pedir que rueden cabezas de entrenadores simplemente porque no se divirtieron durante los primeros 45 minutos de un partido o porque su equipo pasó apuros al final y, a su entender, esto no debería pasar bajo ningún concepto.
En el caso del Sevilla se podrán decir muchas cosas, pero en lo que se refiere a rendimiento operativo en sus partidos en casa, a día de hoy, poco se puede pedir. Otra cosa es como visitante, donde el equipo de Unai Emery aún no ha encontrado su percha. Salvando el duelo de Copa ante el Logroñés, que habría que extraer de un análisis por la entidad de un rival de Segunda División B, el cuadro nervionense aún no ha dado la talla. Arrastrado por un sistema defensivo que no es capaz de sostener el edificio o lo que el equipo ha podido generar en ataque, el panorama cambia completamente en el Sánchez-Pizjuán, donde el Sevilla lleva tres partidos sin encajar un gol y Sergio Rico ha estado de espectador en los dos últimos encuentros de Liga, el pasado sábado ante el Sporting y también puede decirse prácticamente lo mismo en la visita del Valencia. Que la puerta se quedara a cero en el choque frente a la Juventus ya fue cosa del guardameta de Montequinto, que tuvo una soberana actuación ante el equipo italiano llevando al Sevilla a la victoria que hoy le permite seguir vivo en Europa.
Emery, que no para de hablar de mantener esa "credibilidad" en casa y ganársela lejos de Nervión, ha logrado que el Sevilla funcione como un equipo con el respaldo de su afición, quizá confiado de que con gotas de calidad, un par de arreones de raza y la fuera de la grada se pueden sacar los partidos adelante. Si el Valencia no lanzó ni un solo córner en su paso por Sevilla ni tampoco disparó a puerta, el Sporting sólo lo hizo una vez, botando también un único saque de esquina. La temida por el entorno quinta tarjeta amarilla a Krychowiak ni llegó ni tuvo que exponerse a ella, todo lo cual dice mucho del buen funcionamiento del sistema defensivo en general, sin entrar a desmenuzar los jugadores utilizados, mucho menos las bajas que tanta literatura han despertado.
Al margen del excelente portero en que se ha convertido Sergio Rico, con un crecimiento que sorprende a propios más que a extraños, el Sevilla funciona a la perfección en esta faceta en Nervión, un escenario por el que ya han pasado los grandes sin hacer daño. Sólo el Atlético, en el arranque, se llevó los puntos, al margen del Celta y el Manchester City en la Champions, mientras grandes del continente como Juventus, Barcelona y Real Madrid se han ido de vacío.
Distinto es fuera de casa. El Sevilla, que ha dejado la puerta a cero en cinco ocasiones como local, sólo ha logrado hacerlo una vez de visitante, en la primera jornada en Málaga (0-0). Aquello fue el 21 de agosto. Desde entonces han pasado cerca de cuatro meses y el cuadro de Emery casi siempre ha encajado dos goles o más fuera de casa. Salvo en los campos del Levante, el Eibar y en la última salida a La Coruña (todos con un 1-1- final), el Sevilla siempre recibió como mínimo dos goles. Fuera de casa exhibe un pobre balance de 1,7 tantos encajados de media (17 en 10 partidos), nada que ver con los 13 en 11 encuentros recibidos en Nervión. No obstante, es curioso, pero el Sevilla ha recibido en la Liga más goles en casa (10) que fuera (9), mientras que en general sólo el Celta, de los que tiene por delante, ha sido más castigado (22).
Emery y su cuerpo técnico están trabajando en la mejora de un rendimiento defensivo que tiene dos caras bien distintas, una de las cuales le ha impedido escalar definitivamente en la clasificación y que chirría un poco. De mero espectador en unos partidos a héroe en otros, Sergio Rico es el termómetro de este peculiar Sevilla.
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