España, rey del tenis del siglo XXI

Copa davis

El equipo español logra su cuarta Copa Davis en la última década.

Joaquín Cavanna (Dpa)

05 de diciembre 2009 - 22:05

Barcelona/El premio a una generación dorada y el exitoso resultado de una ambición a largo plazo: España se consolidó como rey del tenis en el siglo XXI al obtener su cuarta Copa Davis en la última década.

El equipo conformado por Rafael Nadal, David Ferrer, Feliciano López y Fernando Verdasco condujo a su país hacia la cuarta ensaladera de la historia. Una meta que hace años aparecía como una obsesión y ahora mutó en una dulce costumbre.

El equipo español logró coronarse campeón de la Davis en los años 2000, 2004, 2008 y 2009 y, como si fuera poco, llegó a la final de la edición 2003, en la que perdió contra Australia, en Melbourne.

La Copa Davis había significado uno de los mayores deseos del tenis español durante el siglo XX. Las finales perdidas en las ediciones de 1965 y 1967, con el legendario Manuel Santana como líder absoluto entre los jugadores, habían resultado los acontecimientos más próximos al primer título de la historia.

Sin embargo, hubo que esperar a fines de la década del 90' para que el conjunto ibérico pudiera colocarse entre la elite del tenis mundial. El nutritivo trabajo de formación de años anteriores permitía ver a una increíble generación conformada por Alex Corretja, Albert Costa y Carlos Moya reunida con la joya en bruto del juvenil Juan Carlos Ferrero. Así, España llegaba a la final de la edición 2000 en el mismo Palau Sant Jordi que ahora ha albergado el duelo contra República Checa. Las victorias del dobles de Juan Barcells y Alex Corretja sobre Sandon Stolle y Mark Woodforde y de Ferrero sobre Hewitt fueron la llave para que España consiguiera el título que había perseguido durante tanto tiempo.

Más tarde llegaría la venganza australiana en la final de 2003, cuando Hewitt tomó revancha de Ferrero y Wayne Arthurs y Todd Woodbridge expusieron su jerarquía en dobles ante la experiencia de Corretja y la ilusión de Feliciano López.

Sevilla fue el escenario donde España encontró su segundo título y donde Carlos Moyá, uno de los representantes más calificados del dominio del tenis español, pudo sacarse la espina clavada en la Copa Davis. El mallorquín ganó el punto decisivo de la final contra Estados Unidos, al derrotar a Andy Roddick en tres sets: "Me desperté muchas veces soñando con este momento. Es lo que esperé durante muchos años y me mentalicé para no fallarle a nadie", explicó el ganador de Roland Garros 1998 en su momento.

Además, aquel título en Sevilla encontraba la sangre de uno de los mayores representantes de la gloria de su país. El joven Rafael Nadal ganaba el segundo punto de la serie también contra Andy Roddick y exponía su compromiso y dedicación con la Copa Davis. "Esto es algo con lo que uno siempre piensa y jamás se imagina que va a estar presente. Estoy muy emocionado por haber ayudado a ganar esta Davis", había reconocido el Nadal de 18 años.

Posiblemente, el título de la Davis con mayor sabor a hazaña se vivió contra Argentina y en la ciudad de Mar del Plata. Nadal se bajaba de la convocatoria a última hora y dejaba como claros favoritos a David Nalbandian y Juan Martín Del Potro. Sin embargo, Verdasco y López se erigieron como los héroes inesperados y protagonizaron el primer título de Davis para España en tierras ajenas. "Es un lujo el presente que atraviesa España. Realmente tiene jugadores que merecen tantos éxitos como los que están ganando y es el premio a muchos años de trabajo", se regocijó Emilio Sánchez Vicario, capitán del equipo que obtuvo la Copa Davis en Argentina.

La final contra República Checa sirvió para demostrar que Nadal aún está demasiado lejos de haberse encaminado en la parábola descendente de su carrera y para exponer la hegemonía de un grupo de tenistas capaces de extender la gloria en el palmarés. "España tiene tan buenos jugadores que sería capaz de armar un segundo equipo casi tan bueno como el primero", analizó el checo Radek Stepanek, después de haber padecido a los españoles durante las primeras dos jornadas en Barcelona.

"España siempre tuvo una tradición en el tenis. Por eso, fue muy importante el trabajo de la Federación como el de los clubes privados con los niños. Esto es el resultado de ese trabajo. Sabemos que algún día se terminará esto, pero debemos seguir trabajando para crear jugadores tan buenos como los que tengo ahora", sentenció Albert Costa.

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