Empate de regalos (1-1)

Granada-betis

El Betis saca premio de Granada después de obsequiar al equipo local con el primer gol y recibir de manera surrealista la devolución del favor. Mateu lo remató ignorando si el balón que sacó Rennella había entrado o no.

Foto: Álex Cámara
Foto: Álex Cámara
J. Ollero

24 de octubre 2015 - 17:21

Un punto es un punto. Y cuando se hace todo lo posible para no sumar ninguno, un punto es una cosa estupenda. El Betis hizo méritos de sobra para salir derrotado de Los Cármenes pero al menos sumó y en esta carrera de fondo siempre es de valorar.

Máxime si, con los jugadores aún sin colocar, Westermann deja en bandeja el gol a Foulquier con un error de diletante, impropio de su veteranía y condiciones. El Betis vaga por Granada y acumula ocasiones en contra para ponerse el partido casi imposible sin que el Granada haga nada del más allá. Pero Adán es, de largo, el mejor del Betis, un Betis que se guarda a Ceballos, Digard y Van Wolfswinkel y sitúa arriba a Rennella.

Adán, decíamos, es el mejor a distancia sideral del siguiente, en particular con dos paradones consecutivos en el 26 a Success y Piti que pudieron dejar al Betis muy muy tocado. Pero resulta que el fútbol del Granada da tregua y Mateu anula un gol de Westermann por fuera de juego de Rubén Castro en la asistencia y en el 38 el ex bético Rubén Pérez echa una mano literalmente al Betis con un penalti rayano en lo indecente que el otro Rubén, Castro, no desperdició. 1-1 y respiro hondo del Betis.

No mejora nada el Betis tras la pausa, ni siquiera con Ceballos. Un córner al segundo palo lo remata abierto Mainz y Rennella parece sacarla ya dentro, pero Mateu no lo ve así y el tema se queda tal cual. Westermann corona un partido calamitoso lesionándose y vuelve a ser Adán el sostén del equipo, que a duras penas aguantó la velocidad de Thievy -apretadísimo orsay cuando se mascaba el gol- para no meterse en más líos, que ya los regalos que acumulaba el partido habían saturado la paciencia del más cauto.

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