Emery y el gen visitante
El Sevilla debe arrancar ya a domicilio en Éibar para no alejarse de sus metas. Más del 42% de los puntos sumados en las dos Ligas pasadas fueron de visitante.
El parón y sus bondades toca a su fin. Después de ese hondo suspiro de alivio que supuso para el Sevilla el triunfo sobre el Barcelona y los parabienes que le deparó el largo receso liguero, desde la recuperación de la confianza a la de efectivos reales, el equipo de Unai Emery afronta la cruda realidad. Y ésta dicta que el sábado se presenta una nueva final, no tan angustiosa como la del Ramón Sánchez-Pizjuán ante el coloso azulgrana, pero sí igualmente trascendente. Porque el Sevilla, cuando se va a cumplir la jornada octava, es duodécimo, con ocho puntos, a siete de los puestos de privilegio que anhela. Curiosamente, en este inicio tan alocado del campeonato liguero, es el Eibar quien se asoma al balcón de los puestos altos, con un dígnísimo séptimo puesto y 12 puntos que ya los quisiera el Sevilla de Emery.
Para que la brecha no se les haga un abismo insalvable a los sevillistas a éstos no les queda otra que sumar ya de tres en tres en cada cita y la próxima es de esas que llegan emboscadas, con una apariencia menos feroz de lo que puede ser. Después de Ipurúa se vuelve a empinar el calendario y Emery es el primero que lo sabe. El técnico quiere recuperar ya el gen visitante que tanto le ha dado a su equipo en los dos últimos cursos y que parece haber perdido en este aciago inicio de temporada, con paupérrimas impresiones, por un factor u otro, en La Rosaleda, el Ciudad de Valencia y, sobre todo, en Gran Canaria. En menor medida, por la entidad del rival, la derrota en Turín también sumó otra muesca negativa en esa trayectoria de competitividad foránea que tenía este Sevilla.
Ganar en Ipurúa supondría, además, darle un espaldarazo objetivo a la lectura positiva del triunfo sobre el Barcelona, no sólo recobrar la fortaleza que hizo temible a este equipo como visitante. Porque se puede hablar de un antes y un después de su vertiente a domicilio desde aquella mañana en la que el Sevilla de Emery acabó con una racha de más de un año sin ganar fuera. Cornellà fue el inicio de una trayectoria en la que el Sevilla se ha hecho respetar en sus visitas, tanto en Liga como en Europa. Tanto es así que en las dos últimas temporadas alcanzó lejos de Nervión más del 42% de los muchos puntos que acabó sumando. En concreto, en la Liga 14-15, el equipo de Emery terminó quinto con récord histórico 76 puntos, de los cuales 32 los hizo a domicilio, un 42,1% del total. Este porcentaje incluso fue mayor en la 13-14, en la que concluyó también quinto, con 63 puntos y 27 a domicilio: un 42,8%.
Para buscar dar continuidad a la reacción en casa, con los triunfos ante Rayo y Barcelona, el Sevilla visita un campo en el que ya venció el pasado mes de abril (1-3, con dos goles de Bacca y uno de Reyes). Pero las circunstancias son muy distintas. Por entonces, el Eibar estaba en clara línea descendente y tenía serios problemas para marcar, mientras que el Sevilla había alcanzado la velocidad de crucero que lo llevó a culminar un año histórico. Este Eibar, ahora de la mano de José Luis Mendilíbar, es un equipo más rejuvenecido, con hambre e ilusión y mucha menos presión que el Sevilla. Emery, para recuperar ese gen visitante que tantos réditos le ha dado, cuenta ya con casi todos sus efectivos, pues apenas quedan en la enfermería Beto, Carriço y Kakuta, Pareja al margen, y, según él mismo, el equipo ya está más hecho y ha recobrado brío y confianza. Toca demostrarlo a domicilio.
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