El Ellis Park se tiñe del rojo de España
Los españoles eran mayoría en un estadio que sólo tuvo un color · El país entero celebra el histórico pase a semifinales
Las selecciones de Paraguay y España tiñeron de rojo el estadio de Ellis Park en Johannesburgo, donde se enfrentan en el partido que cerró los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica.
El blanco y el rojo de la selección paraguaya y el rojo de la selección española, aunque ayer vistiera de azul, marcó el tono de un partido en el que había más españoles que paraguayos y en el que destacaba la presencia de aficionados sudafricanos.
Tanto en los prolegómenos del encuentro como durante el juego, cuando los futbolistas tocaban el balón, se notaba que España era favorita para los asistentes, que elevaban sus gritos de apoyo cuando la selección española iba a sacar una falta o un córner o cuando David Villa, su goleador, iniciaba una jugada de ataque.
No faltaron, por supuesto, las estruendosas vuvuzelas, que ensordecieron a los asistentes al encuentro, aunque el fútbol, al menos en la primera parte, no fue un factor que animara a los asistentes.
A ello contribuyó el ambiente frío de una noche invernal sudafricana que animaba más a meter las manos en el bolsillo que a jalear a los jugadores de las selecciones de Paraguay y España.
El ambiente frío no impidió la presencia de seguidores de ambas selecciones con las caras pintadas, alguna que otra peluca y camisetas de uno y otro equipo, aunque con predominio de los seguidores españoles.
Junto a todo ello, banderas, incluidas algunas que no eran ni de España ni de Paraguay, bufandas, gafas y casi ninguna pancarta.
Y en España miles de aficionados agolpados ante las pantallas que se colocaron por todas las ciudades estallaron de alegría cuando el árbitro pitó el final del partido ante Paraguay y el gol de Villa, a falta de pocos minutos, sirvió para hacer historia y meter a España por primera vez en las semifinales de un Mundial.
Era un día especial. Las calles acogieron una curiosa mezcolanza, con la gente que acudía a las rebajas y aquellos que ataviados con bufandas, banderas y camisetas de la selección española acudían a los diversos lugares donde se habían instalado pantallas para que la gente siguiera el partido.
El "¡Yo soy español, español, español!" y el "¡A por ellos, oé!" fueron los gritos preferidos por la afición española para intentar mandar su aliento a Sudáfrica, a más de 8.000 kilómetros de distancia.
La marea roja vibró con cada jugada hasta el pitido final y, cuando éste se produzco, el cielo se coloreó de banderas rojigualdas. con el orgullo español. España entera salió a celebrar la histórica clasificación para las semifinales del Mundial.
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