Donetsk, Kiev o Lviv, ¿de dónde es este Shakhtar?
Liga europa· el rival
El magnate Akhmetov mantiene al equipo, pero éste también se ha visto afectado por la guerra en Ucrania.
Cuando la plantilla del Shakhtar Donetsk se encontraba el pasado mes de enero en Florida, Estados Unidos, realizando su concentración invernal de pretemporada sus futbolistas tal vez se sintieran en la gloria. No en vano, los integrantes del cuadro del magnate Rinat Akhmetov viven en un constante exilio dentro de una situación general nada fácil para ellos. Hace unos días los teletipos indicaban que en Donetsk, sede oficial del equipo, habían muerto algunos soldados rusos como consecuencia de una guerra que ahora suena menos en el mundo occidental, pero que sigue latente. Tanto que todos los miembros de la plantilla del Shakhtar tienen su residencia en Kiev, a 733 kilómetros de donde está radicado el club, y a 553 de Lviv, donde juegan sus partidos casi en la clandestinidad, salvo cuando se trata de citas europeas importantes.
Es un rompecabezas difícil de componer, pero todas las piezas tienen su razón de ser. La decisión de trasladar al Shakhtar a Kiev, donde manda el Dinamo, su principal rival deportivo y reciente campeón de la liga ucraniana, se toma en julio de 2014. Acaba de ser derribado un avión que sobrevolaba el espacio aéreo del país y seis de los mejores futbolistas aprovecharon un amistoso contra el Olympique de Lyon para quedarse en Francia y proclamar que no regresaban a Ucrania. Douglas Costa, ahora en el Bayern, Alex Teixeira, recientemente traspasado a China por 50 millones de euros, Facundo Ferreyra, Fred, Dentinho e Ismaily eran los encargados de echar el órdago.
Tenían miedo, pánico, tan fácil como eso. La reacción de Akhmetov fue instantánea y los amenazó con denunciar sus contratos y exigir unas altas contraprestaciones a los propios futbolistas. El acuerdo al que se llega es trasladar al club y al equipo hasta Kiev. El primer argumento para elegir esta ciudad tan odiada por los hinchas más acérrimos del Shakhtar está en la infraestructura, con mejores instalaciones incluso.
El siguiente paso del dueño del Shakhtar fue ocupar un hotel de su propiedad en Kiev, justo enfrente de la Ópera, para instalar allí la sede del club tanto en el apartado administrativo como en el alojamiento. Los futbolistas se concentran en el Hotel Ópera cuando juegan en Kiev y hasta residen durante un tiempo. Ahora ya han alquilado o comprado apartamentos por los diferentes barrios de la capital. "Después de trasladarse a Kiev nos quedamos en el hotel antes de que el club nos proporcionara los apartamentos y apoyo. Nos hemos adaptado a la vida aquí muy bien, es un paraíso. La capital de Ucrania y una gran ciudad con buena infraestructura. Todo es mejor aquí". Así se expresaba en la prensa local Taison, un extremo izquierdo brasileño de 28 años que llegó al Shakhtar procedente del Metalist y que está tasado en 12 millones de euros.
¿Y por qué no irse directamente a Lviv, donde se juegan los partidos? "El Shakhtar representa al este de Ucrania, que tiene mucha controversia con la región occidental, que es lo que supone Lviv. Les preocupaba esta cuestión y es cierto en parte, pues en los partidos como locales los seguidores siempre apoyan a los rivales del Shakhtar", relata Igor Nitsak, periodista del portal sport.ua.
La situación llegó a un punto en el que los propios futbolistas explotaron. El central Yaroslav Ratkitsky, uno de los más emblemáticos del Shakhtar, fue contundente. "¡No quiero jugar más en Lviv! Es imposible cuando todo el estadio está en contra de nosotros. Hay que irse de aquí", exclamó a football.ua harto de no hallar el apoyo del público.
Pero Akhmetov no se rindió. Eso sí, la política del club cambió, ya hace tiempo que no contrata a ningún brasileño, algo que antes era una constante, y la apuesta es por los jóvenes de la cantera. El Shakhtar perdió la final de la Youth League (la Champions juvenil) la anterior campaña contra el Chelsea y Kovalenko, centrocampista de extraordinaria proyección, es el más claro ejemplo del cambio de estrategia tanto deportiva como económica. Además, el Shakhtar tiene su vivero en el Zorya, un club al que cede a sus mejores jóvenes y que marcha cuarto en la liga ucraniana, sólo por detrás de los tres gigantes.
La bandera brasileña sigue saliendo de manera mayoritaria al lado de los nombres de la plantilla del Shakhtar, pero ya se ha reducido su presencia. Ismaily, Wellington Nem, Dentinho, Marlos, Bernard, el veterano Eduardo, con nacionalidad croata también, y Taison son los siete que están a disposición de Mircea Lucescu, el entrenador rumano que se enamorara de Brasil, de su fútbol, de su clima y de sus mujeres, durante una concentración con su selección en su época de futbolista. Además, están el lesionado Marcio Azevedo y Fred, un internacional que dio positivo por un diurético durante la disputa de la última Copa América con su selección en Chile. Tiene un año de sanción.
También figura el argentino Facundo Ferreyra, al que Monchi quiso fichar cuando despuntaba en Banfield y en la sub 20 y que regresó al redil después de marcharse cedido al Newcastle tras su negativa a regresar a Ucrania.
La guerra ha afectado, y mucho, al Shakhtar y al fútbol ucraniano. La liga va reduciendo en su número de equipos y hasta se retiran con la temporada iniciada por falta de dinero. Y el fastuoso Donbass Arena, el estadio que Akhmetov construyó para 60.000 espectadores, se hizo aún más famoso por las imágenes que reflejaban que había sido víctima de bombardeos en una guerra aún latente. Pero el Shakhtar sobrevive aunque sea como representante de la zona más prorrusa radicado en la parte más occidental. El fútbol puede conseguir cualquier cosa.
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