Dirijan los piropos hacia el ganador (0-2)
Villarreal - Sevilla · la crónica
El Sevilla le vuelve a ganar la partida al elogiado Villarreal y concluye el 'match de ajedrez' con un rotundo tres a cero a su favor. Dos golazos les dan el triunfo a los blancos después de aguantar las embestidas del rival.
El Sevilla no dejó lugar a la duda. Tercer enfrentamiento en apenas diez días con el piropeadísimo Villarreal y tercer triunfo para los hombres que tan bien adiestra Unai Emery. Era una especie de match de ajedrez a tres partidas el que dilucidaban ambos equipos, cuatro si se adicionara el encuentro de la primera vuelta liguera, y el resultado no ha podido ser más rotundo a favor de los hombres que han vestido de blanco en ese póquer de citas balompédicas. Todas las citas concluyeron con la sonrisa instalada en las rostros de quienes defienden la fe radicada en el sevillano barrio de Nervión y eso quiere decir que el mejor, a día de hoy, es el Sevilla Fútbol Club. Así, que bien harían quienes se encargan de opinar sobre lo divino y también sobre lo humano en dirigir esos piropos hacia quien ha demostrado ser el mejor en este duelo tan directo entre dos de los mejores equipos de la zona noble.
Porque el Sevilla le mostró por cuarta vez la matrícula al cuadro de Marcelino García Toral y lo hizo a través del mismo manual al que ya se agarrara en las anteriores citas de este mes de marzo. A Emery le dio exactamente igual que no volviera a estar Krychowiak por sanción, sólo le cambió el nombre a las piezas para no alterar nada de nada en el planteamiento del juego. Además, cosa rara en el vasco, apenas introducía dos variaciones en el once inicial respecto al que ya jugara el pasado jueves en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Coke y Bacca eran quienes entraban en los puestos de Aleix Vidal y Gameiro. De esa manera se adelantaba la posición del portugués Figueiras en la banda derecha y el resto era exactamente lo mismo, incluida la tendencia a mandarle el balón aéreo a Iborra para que éste lo bajara y también el riesgo de defender muy metido en el área, con lo que eso suponía de opciones de segundos remates para el Villarreal. Emery, a buen seguro, pensaría que el desgaste del rival, que sólo variaba tres piezas, habría sido el mismo y también lo acusaría.
Con esos elementos, el Sevilla no trató de disimular que otra vez sería Iborra el faro al que buscar de manera constante. Eso sí, el hecho de que fuera Bacca y no Gameiro sí daba pie a algunas variaciones futbolísticas, pues el colombiano es capaz de aguantar más el balón, pero al mismo tiempo tiene menos velocidad. Aunque en el primer cuarto de hora ya iba a tener Bacca dos opciones de cierta claridad para adelantar a los suyos. Era una fase en la que se hacía muy evidente la superioridad psicológica del Sevilla después de haber agarrado los dos triunfos previos en la Liga Europa.
Pero esas acciones de Bacca, a las que se sumarían dos más en el primer periodo, no acarrearían ningún rédito para el Sevilla y eso posibilitó que el Villarreal llegara a creer en sí mismo al final del primer periodo. El procedimiento, en el caso del cuadro local, tampoco variaba mucho y todo se basaba en los centro-chuts de Campbell, mayoritariamente, y de Moi Gómez o Mario por abajo para después tratar de sacar provecho de los rechazos que se quedaban muertos en el borde del área nervionense. Es verdad que el Villarreal sí pudo marcar en esa fase, sobre todo cuando Pareja le sacó un balón debajo de los palos a Campbell y en otro zapatazo a quemarropa de Moi Gómez que se estrelló en la cruceta.
Eran los riesgos que había asumido el Sevilla por defender muy cerca de Sergio Rico, que cualquier rechazo pudiera caerle en los pies a un futbolista del Villarreal con todo a su favor. A cambio, se le anulaba cualquier opción de uno contra uno a un equipo que todo lo fundamenta en la velocidad a las espaldas de la zaga del equipo rival. Pero Emery siguió confiando en esa idea y el tiempo se encargaría de volver a cargarlo de razón en esa manera de plantear el litigio.
Porque el Sevilla dejaría de sufrir, al menos de esa forma tan agobiante, con el tiempo de descanso y a partir de ahí sabía que tarde o temprano le tenían que llegar sus opciones. Sobre todo, conforme el Villarreal fuera desesperándose. No tardaría mucho en suceder. Apenas cuatro minutos de la reanudación y Vitolo saca un balón entre dos rivales que van a cazarlo junto a los banquillos, lo que descoloca a los anfitriones y lanza a los visitantes. El resto ya es una pequeña obra de arte. Figueiras concluye su internada con un excelente taconazo para Coke y éste remata a gol como lo haría el más reputado de los delanteros.
Ni un pero se le puede poner al golazo del Sevilla que acabó de desinflar a un Villarreal que ya no sería el mismo. Emery altera el plan al meter a Banega por Iborra y ahora ya no es cuestión de buscar tanto el balón por arriba, pese a que Mbia también los ganaría casi todos, y sí mover la pelota. El argentino se apoderó del juego y en otra salida a la contra abrió para Coke, quien centró para que Vitolo se encargara de abrir el pie para asegurar con el interior del mismo y cantar el gol antes incluso de que el balón se alojara en la red de Sergio Asenjo. El Sevilla había vuelto a hacerlo, así que vengan piropos para Emery y los suyos. Se los merecen, sin duda ninguna.
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