Día de referéndum

Betis - rayo vallecano

Excepto la afición, que será la que escrute, todos los estamentos del club se someten a examen. Heliópolis sería un polvorín de no ganar el Betis

Pepe Mel, pensativo, al inicio del entrenamiento vespertino de ayer.
Pepe Mel, pensativo, al inicio del entrenamiento vespertino de ayer.
Javier Mérida Sevilla

01 de diciembre 2013 - 05:02

El Betis afronta hoy su cita más caliente desde que Pepe Mel ejerce la dirección de su banquillo, que va ya para tres años y medio. Se trata de una especie de no va más para un equipo hundido en la tabla clasificatoria y atiborrado de dudas y problemas que afectan a todos sus estamentos y estructuras. Las cosas se vienen haciendo muy mal en el club heliopolitano desde hace tiempo y la mala planificación deportiva de este verano, unida a otros desmanes, ha provocado que el descenso, antes de que asome el invierno, sea una posibilidad cierta para el primer equipo de la entidad.

Aquí no valen ya paños calientes y el partido frente al Rayo Vallecano, el equipo que precede al Betis en la clasificación con tres puntos más, se asemeja a una especie de referéndum convocado por la afición verdiblanca en el que el resto, consejo de administración, secretaría técnica, cuerpo técnico y futbolistas, se someten a una severa votación. Lo mejor, sin duda, porque a la postre todas las partes quieren (o se supone) lo mejor para el Betis, es que el referéndum no comienza cuando el árbitro dé la orden de salida, en la que el apoyo parece garantizado dentro de en un ambiente positivo. Los problemas podrían llegar cuando el balón (el índice que marca de verdad a los clubes de fútbol por muy empresas que algunos dicen que son) comience a rodar, según el juego, y principalmente los goles, vayan cayendo en una u otra portería. Y si en el consejo hay más de uno esperando que la grada baje el dedo para que la destitución de Mel sea un hecho o casi, en la grada también se sientan ya miles de béticos descontentos con los que guían los designios.

Sea como fuere, en un partido de fútbol, así aislado, como el de este mediodía, lo más trascendente son los futbolistas. Malos o regulares, porque buenos a la vista está que no lo son, los del Betis, y también los del Rayo, están obligados a un triunfo que los aleje de la zozobra en que viven, sobre todo los primeros.

Controlar los nervios, dominar la presión por un ambiente favorable o contrario... Son muchos los factores, amén de los tácticos que han estudiado Mel y Paco Jémez, los que entrarán en liza a la hora de autos.

Si el Betis asoma con algunos jugadores en un estado de forma algo precario, principalmente su estrella, Rubén Castro, y muchos en un mal momento deportivo, el Rayo ha llegado a Sevilla con bajas trascendentes, entre otras las de su portero titular, Rubén, y la de su mejor defensa, Gálvez.

Ambos equipos apuestan por un fútbol alegre, normalmente más bonito que efectivo, pero es lo que propalan sus técnicos y en otros tiempos ambos obtuvieron réditos, más el verdiblanco.

Mel parece decidido a una nueva machada para rebelarse ante una crisis deportiva y, seguramente, morirá con las botas puestas, con dos delanteros en escena y un Betis atrevido que mire a la portería rayista. Hoy tiene más gol en el campo y no le vale un empate que su colega, aunque no firme de antemano, daría por bueno si se produjese.

Se huele un cambio en la portería por correspondencia con Andersen, quien perdió el puesto tras varios partidos fallando y por los méritos de Sara. Ahora ha ocurrido lo contrario y debería jugar el danés, aunque el hermetismo de Mel durante la semana ha sido absoluto y con los guardametas es más difícil adivinar quién va a jugar aunque se vean los entrenamientos.

La otra gran duda es si jugarán Verdú o Juan Carlos. En este caso, el mal momento del catalán y la valentía de Mel el día que se lo juega todo hacen pensar en el de Boadilla. La suerte está echada. Hoy habrá noticias en el Betis.

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