Cuestión de promesas

Desde antes de que Fernando Navarro levantara la cuarta Copa de la UEFA, José Castro ya tenía bastante confianza en que Unai Emery continuará al frente del Sevilla. La incertidumbre sobre el desenlace de la final de Varsovia creaba un marco de inquietud que poco a poco se va desvaneciendo. Con potentes clubes de Europa haciendo sonar el teléfono de Emery, el temor a que un fracaso en la Liga Europa desembocase en un feo escenario para negociar era un hecho. Sin embargo, el propio técnico dejó claro durante el baño de multitudes que vivió el jueves en el Sánchez-Pizjuán que está por la labor de seguir al frente del proyecto... siempre y cuando el club cumpla con unos requisitos.

Ahora llega el momento de sentarse a hablar en serio sobre los aspectos puntuales del nuevo Sevilla, que no debe ser tan distinto al que se encumbró en Varsovia a tenor de lo que comentó ayer Monchi en la radio del club. El hecho de que el Sevilla tenga garantizada la Champions es un factor determinante, pues ofrece una serie de garantías económicas y de prestigio claves para montar la nueva plantilla, que no tiene por qué sufrir una tercera revolución, según aseguró el director deportivo. "No debe cambiar. No creo que tengamos que darle un giro de 180º a nuestro planteamiento de trabajo. La garantía de jugar la Champions se nota a nivel económico, de marca y motivación de cara a poder traer jugadores y que otros no atiendan ofertas. Pero no tenía un plan A y un plan Z. Había uno A y otro B que estaban muy cercanos y seguimos en esa línea. Lo único que puedo transmitir y quiero que la gente sepa es que el equipo será competitivo y vamos a intentar que esté equilibrado para competir en todos los torneos con garantías". Promesa de Monchi.

José Castro, en su inflamado discurso ante la afición desde el balcón del Ayuntamiento, también garantizó un equipo mejor que el que, según sus propias palabras, ha realizado "la mejor temporada de la historia". "Tenemos una magnífica plantilla", dijo el presidente, que remató con otra promesa: "Éste es el Sevilla que queremos y lo haremos aún más competitivo".

La tercera pata del banco corresponde al hombre que tiene la sartén por el mango. Entre discursos, palabras y dádivas, los focos se centran finalmente en Emery. "Vamos a por la Champions, vamos a vivirla, a disfrutarla. ¡Viva el Sevilla!". El empleo de la primera persona del plural indica el alto grado de compromiso del técnico con el club. La empatía y la implicación son totales y el mensaje es, claramente, de continuidad. Es la promesa de Unai.

Pero de promesas no vive el fútbol ni se construyen equipos competitivos. Con el Manchester City y el Milan con la caña puesta, entre otros potentados del fútbol continental, trasladar al papel esas promesas será lo que definitivamente vincule por dos años más a Emery con el Sevilla. Y todo parece indicar que habrá entente. En la intimidad de Marruecos, para el amistoso del Sevilla correspondiente a la LFP World Challenge, Castro, Monchi y Emery podrán hablar tranquilamente de todo esto. Ayer ya pudieron adelantar algo en la cena íntima que remató los festejos. Y mucho tendría que torcerse la actual entente para que el técnico rompiera la baraja y decidiera pagar el millón y medio de euros de su cláusula de rescisión, pues tiene contrato hasta 2016.

No será una cuestión de dinero, sino de proyecto deportivo. Emery asume que habrá alguna gran venta, posiblemente la de Bacca. Pero no quiere otra gran remodelación. "No tenemos una obligación económica porque las cuentas están saneadas y con esta inyección de la Champions mucho más. Es cuestión de valorar cuando llegue una oferta si es importante y no debilita mucho el equipo", explica Monchi. "Pero nuestro modelo es el que es y nos ha dado muchos títulos y finales". Matices, promesas.