Conviene un ejercicio de abstracción
Betis-ponferradina · la previa
El Betis debe aparcar esos pagos pendientes para derrotar a la Ponferradina y reforzar su plan deportivo
No lo ha dicho un aficionado pesimista mientras apuraba su café con leche en la barra de cualquier bar. Lo ha dicho el entrenador de la primera plantilla del Real Betis Balompié, Pepe Mel: "Un trabajador pendiente de su nómina no rinde al cien por cien". Y si lo dice el hombre que está más cerca de esos profesionales que están en espera de cobrar, mucho ojo. Hasta ahora, quizá la gran virtud de este Betis es que ha sido capaz de aparcar los líos institucionales para saltar a la hierba con la cabeza limpia. Con vergüenza torera para defender esa camiseta con tanto peso en el fútbol español, la rayada en verde y blanco. Mel ha sido el gran muñidor, con su trabajo en el día a día, para que los futbolistas se hayan dedicado a jugar al fútbol, ni más ni menos. Y a competir en buena lid.
Por ahora, la plantilla verdiblanca vuela varios estratos por encima del consejo. Lo hace a la altura que se le presupone a una entidad como el Betis. Tan alto viaja el equipo, que lo hace por encima de la tempestad institucional. Miran a los negros nubarrones desde arriba, desde su dignísima actitud. Pero Mel ha avisado: si esos pagos pendientes no son atendidos lo antes posible, puede que el carburante de ese avión que tan alto vuela se agote y que pierda altura. Esto es tan viejo como el propio fútbol... profesional.
Mel ha metido al grupo en el canasto. Llegó como de puntillas el pasado verano, porque todos los ojos miraban a la cúpula. Nada más llegar tendió su mano izquierda a la plantilla, abrió su manual de conceptos y afloró un buen equipo. Un equipo que ha sido superior al resto salvo en el reciente borrón en Albacete -nadie está a salvo de esos borrones puntuales-. Un equipo que no ha salido de esos preciados puestos de ascenso directo, que esta temporada se reducen a sólo dos. Pero Mel es consciente de que los jugadores, cuando abandonan la ciudad deportiva o el estadio tras el entrenamiento, vuelven a ser unos asalariados más, que tienen que rendir cuentas en su hogar y que, igual que ganan mucho más que el currante medio, también suelen soportar gastos por encima del más común. De ahí el peligro de que la falta de liquidez se transforme en un peligrosísimo misil que reviente el proyecto deportivo.
Visto el panorama, los jugadores béticos deben hacer un esfuerzo para aparcar ese factor desestabilizador. Para hacer un ejercicio de abstracción y saltar a la hierba con los cinco sentidos puestos en la Ponferradina. Porque además, para más inri, el rival que comparece hoy por Heliópolis a las cuatro de la tarde no es de los que estimulen a los jugadores por su mero nombre. Todo lo contrario.
En condiciones normales, la Ponferradina jugaría contra el Betis en una de esas eliminatorias coperas en las que hay poco que ganar y mucho que perder. Pero el presente del Betis es otro, hay que aguantar el tirón y seguro que Mel habrá insistido a los suyos en que si no salen al 110 por cien, el animoso equipo berciano saldrá vivo de Sevilla.
La Ponferradina, a las cuatro de la tarde, con el almuerzo apenas digerido y con el sol picando aún en espera de que el otoño sea otoño. No son factores que ayuden. Pero este Betis viene superando todas las pruebas de fe que se le vienen presentando, y hoy, nada hace indicar que no volverá a hacerlo.
En este sentido, la derrota en Albacete habrá servido para espolear a los verdiblancos, que hoy saldrán con su orgullo herido y muchas ganas de dejar claro que lo de La Mancha fue un accidente, y que sus trazas de aspirante permanecen intactas.
Si en Albacete llegó el primer disgusto, fue en buena medida por el experimento fallido de Mel, con Salva Sevilla más pegado a la banda derecha -aunque huyendo de la cal- y dos pivotes por detrás, Iriney y Cañas. Hoy, es de suponer que el entrenador madrileño volverá a los principios que hicieron despegar al Betis desde que se alzó el telón ante el Granada a finales de agosto. Con Salva Sevilla junto a Iriney, y cuatro jugadores más ofensivos por delante: Israel, Emana, Momo y, como único punta fijo, Rubén Castro. El camino está marcado. Toca abstraerse de esos factores perturbadores para seguir avanzando en él.
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