Competir, no festejar
Liga de Campeones: Sevilla - Borussia Mönchengladbach · la previa
El Sevilla reaparece en la Liga de Campeones con la idea de hacerse fuerte a pesar de las dificultades del grupo. Los sevillistas reciben a un Borussia que ha arrancado mal el curso.
El Sevilla retorna a la Liga de Campeones y lo hace con la ilusión de sentirse protagonista, nada de disfrutar de la competición ni de gozar únicamente con el himno que suena estruendosamente en el arranque de los partidos. Los hombres que entrena Unai Emery parten con la idea de pelear por los dos puestos que dan derecho a clasificarse para los octavos de final a pesar de que el sorteo los encuadrara en el mismo grupo, el D, que la Juventus, el Manchester City y el Borussia Mönchengladbach. Para esta reaparición el rival es el equipo alemán, que ya fuera adversario, y duro, en la anterior Liga Europa y que este año ha comenzado muy mal la Bundesliga, en la que ha cosechado cuatro derrotas consecutivas.
En ese sentido, por tanto, existe cierto equilibrio, pues los nervionenses tampoco han arrancado de manera brillante y sólo suman dos empates fuera de casa ante el Málaga y el Levante, dos rivales teóricamente inferiores. Pero lo que se dilucida esta noche es otra cosa, se trata de la competición que ansían jugar todos los futbolistas que quieren ser algo en la contemporaneidad de este deporte y la motivación será muchísimo mayor que la mostrada en esas citas ligueras.
Por ahí giró el mensaje que Unai Emery le lanzó ayer a los suyos con el altavoz siempre prestigioso que otorga esas ruedas de prensa oficiales de la Liga de Campeones. El vasco quiere a sus hombres con la misma intensidad que él demuestra en cada minuto en el desarrollo de su profesión de entrenador. No se trata únicamente de esta Champions tan golosa, el técnico también quiere que en la Liga sea exactamente igual, aunque en esta ocasión toca hablar de la guinda del pastel y tampoco es cuestión de desviar la atención en este sentido. Está claro que el esfuerzo fue máximo para proclamarse campeones de la Liga Europa y conseguir la única plaza que otorgaba la segunda competición continental y ahora toca justificar que los méritos para llegar hasta ahí siguen estando presentes.
Y no hay ningún motivo para dudar de ello, ni siquiera por esas impresiones que ha dejado el equipo en el arranque liguero, en el que se atisba la calidad de todos los hombres que tiene Emery a su disposición, pero también se echa en falta el espíritu ganador que mostró la plantilla durante las dos exitosas temporadas anteriores. Ése es el aspecto en el que más le ha incidido Emery a sus hombres para que éstos sigan inmersos en el proceso de seguir creciendo. Por ejemplo, era especialmente llamativa una de las frases del vasco en la rueda de prensa de ayer. "Nadie viene a acomodarse al Sevilla". El mensaje no pudo ser más rotundo en este sentido.
Porque nadie pone en duda la calidad de la plantilla que han puesto Monchi y José Castro, por supuesto, a disposición de Unai Emery, ni siquiera el propio entrenador. El problema está en el espíritu guerrero que debe aparecer en sus futbolistas para afrontar todos los partidos como si se tratara de una final, como si no hubiera un día después de cada cita, ésa es la cuestión a la hora de sacarle el máximo rendimiento a los Konoplyanka, y se cita al ucraniano por razones obvias, y compañía. Es evidente, sin embargo, que para la cita de hoy contra el Borussia Mönchengladbach todos los que están bien físicamente estarán disponibles, ninguno se quitará del cartel por motivos menores.
Es verdad que existen problemas en el centro de la defensa debido a las bajas de Carriço y de Rami, que Pareja, desgraciadamente para el Sevilla y también para el propio futbolista argentino, ni siquiera cuenta hasta el punto de que no fue inscrito siquiera en la primera relación de futbolistas que afrontarán esta primera fase de la Liga de Campeones. Ahí puede tener dificultades Emery a la hora de elegir a los futbolistas más adecuados, pero precisamente en esa zona del centro de la zaga no se sintieron particulares temores en el partido del pasado viernes frente al Levante. Tanto Andreolli como Kolodziejczak cumplieron aseadamente. También está la baja por lesión de Beto, el guardameta en el que estaba confiando Emery y no tanto la grada, lo que le da el sitio de nuevo a Sergio Rico para reivindicarse.
Sí deben elevar su nivel los dos laterales, particularmente un Tremoulinas que parece un futbolista diferente al que impresionara en la anterior temporada. El francés está desconocido, pero es evidente que tiene fútbol de sobras para garantizarle a Emery lo que éste le pide a un futbolista de su posición, que esté incorporándose arriba constantemente. Más o menos en el mismo caso estaría Coke, quien no sería descartable que hoy tuviera descanso para que entrara Mariano.
Pero si se habla de un futbolista que debe elevar considerablemente su nivel ése es Krychowiak. El polaco es imposible que no cumpla, pero estuvo muy lejos del jugador que manda en el centro en la anterior cita liguera. Y así se puede seguir uno a uno, salvo alguna excepción a la hora de valorar el rendimiento individual de unos futbolistas que están capacitados para mostrar un potencial mucho mayor del que han enseñado hasta el momento en la Liga.
Claro que se puede repetir una y un millón de veces que esta cita con el M'Gladbach no tiene nada que ver con visitar al Málaga y al Levante. Aquí todos quieren mostrarse en el escaparate, algo que no sucedía en el Sevilla desde que en la temporada 09-10 cayera en los octavos contra el CSKA de Moscú en un partido que dejó muy tocado a Manolo Jiménez. Después llegaría la gran decepción frente al Sporting de Braga, pero aquello fue en el play off previo, no en la lustrosa fase de grupos que hoy sí se juega en Nervión. Liga de Campeones, fiesta en la grada y en el campo competir, competir y competir para ganar. De eso se trata.
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