Cíclicamente, un clavo ardiendo

La venta millonaria de frutos de la cantera sacó al club de situaciones económicas extremas. Marchena, Jesuli, Velasco, Reyes, Sergio Ramos y, ahora, Jesús Navas.

Jesús Navas y Sergio Ramos, muy jóvenes en una imagen de 2005.
Jesús Navas y Sergio Ramos, muy jóvenes en una imagen de 2005.
Jesús Alba / Sevilla

08 de junio 2013 - 05:02

José María del Nido debería pensarse muy seriamente si aquello que dijo una vez a modo de amenaza a los grandes de acabar con la cantera debe quedarse en lo expresado en un calentón. Porque la realidad es que el Sevilla ha podido subsistir tras varias situaciones complicadas gracias a a los frutos que salen de ella. Hasta en cuatro momentos difíciles, casi extremos en algunos de ellos, la venta de futbolistas criados junto a la carretera de Utrera ha servido para sacar de serios apuros a la entidad, como acaba de ocurrir con el traspaso de Jesús Navas al Manchester City por 21 millones de euros que pueden llegar a los 25 o incluso más, una cantidad que permite al consejo de administración equilibrar sus cuentas y nivelar el desfase presupuestario entre ingresos y gastos. Ya en la Junta General Ordinaria de Accionistas, el club avanzó que el Sevilla estaba obligado a recaudar más de 16 millones de euros en el presente balance (es decir, antes del 30 de junio) para no tener problemas.

Pero no es la primera vez que ocurre en su historia contemporánea. La verdad es que desde su conversión en sociedad anónima deportiva, salvo las de Baptista y Daniel, todas las grandes ventas realizadas por el club han sido de jugadores nacidos en Sevilla y formados en su cantera. Y significaron un salvavidas en momentos muy delicados, como en el descenso en 1999 o la llegada de Del Nido a la presidencia justo cuando se planteaba la venta del Sánchez-Pizjuán como fórmula alternativa para evitar la bancarrota.

La primera gran situación complicada llegó tras la temporada 98-99. Pese a que Tsartas era la estrella del equipo, en realidad los que atrajeron el dinero de verdad fueron tres futbolistas de la casa, Marchena, Jesuli y Velasco. Lastrado por la deuda a Paco Casal por la legión de uruguayos (Zalayeta, Otero, Rabajda, Podestá, Tabaré y Olivera), el Sevilla tuvo serios problemas económicos que quedaron solventados con la venta de los tres (por unos 18 millones de euros) y una profunda regeneración de la plantilla a cargo de Monchi y Caparrós bajo la batuta de Roberto Alés. El Celta, entonces en Champions, pagó 2.000 millones de pesetas por Jesuli y Velasco, mientras Marchena se marchó al Benfica por 900.

Coincidiendo con otro cambio de presidente, en 2004, y con la losa de 42 millones de euros de deuda acumulada, a Del Nido no le tembló el pulso para vender varios meses después de su llegada a Reyes al Arsenal en una operación que reportó al Sevilla 26 millones de euros con todos los incentivos. Un dinero que evitó la quiebra técnica de la sociedad y que sirvió para poner los cimientos de un proyecto que ya empezaba a ser ambicioso. Los aciertos de Monchi fueron claves en uno de los crecimientos más llamativos experimentados en el fútbol español.

La siguiente gran venta de un canterano llegó un año y medio después, en septiembre de 2005, cuando el Real Madrid y el Sevilla acordaron el pago de la cuantía que figuraba en la cláusula de rescisión de Sergio Ramos, que era de 27 millones. Al ser negociada y aplazado el pago, el reporte final superó los 28 millones con los que Del Nido y Monchi dieron el salto de calidad hacia los títulos.

En total, junto con los 25 que deja ahora Jesús Navas, la cantera ha reportado 97 millones de euros en momentos muy claves y delicados. Como para quitarla.

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