Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
Miguel Cisternas ya no tiene dinero para vivir en Sudáfrica, pero cada día cruza 70 kilómetros para llegar al lugar de entrenamiento de Chile, en las afueras de Nelspruit, e intentar ver a sus ídolos de la selección nacional de fútbol.
"Tenemos que vender las poleras (camisetas) que hicimos. No nos queda nada", dijo a dpa el fanático, que ofrece gorros, llaveros y calendarios fuera del Ingwenyama Logde a los hinchas que llegan, algunos en autos, otros a pie.
Un amigo, Michael Ortega, agregó que son 23 los chilenos que componen su "barra", la "Marea Roja". "Pero no a todos les falta dinero", precisó. Su padre, Hugo, asiente.
Ellos, Miguel y Michael, en cambio duermen en una carpa desde hace 20 días. "Fue lo más económico que encontramos. Está a 70 kilómetros de acá en un camping en Sabi", explicó Cisternas.
Casi nunca ven a los jugadores, encerrados por su técnico, el argentino Marcelo Bielsa, bajo un regimen que prohíbe salidas, Twitter, Facebook y entrevistas fuera de libreto con la prensa.
"Pero el otro día saludé a Matías Fernández. Él me conoce, yo soy de La Calera, como su familia. Y tengo una bandera con su cara", contó Cisternas.
"Prometió regalarme una camiseta", subrayó con una sonrisa que lo hace olvidar que desde hoy no tiene cómo financiar su vida, a menos que venda algo o que alguien lo ayude.
"Compramos un pasaje que nos obliga a estar 48 días en Sudáfrica, era el más barato que encontramos, pero trajimos dinero para 20 días solamente", justificó.
Los 20.000 chilenos que llegaron a Nelspruit son quizás el mejor reflejo de la pasión que desata el equipo dirigido por Bielsa, para muchos el de mejor juego en la historia del país sudamericano.
Son los sueños de hinchas que sólo dos veces en la historia celebraron el paso a segunda ronda de su selección, la que ahora terminó segunda en las eliminatorias, un punto por debajo de Brasil.
Los seleccionados saben de esos anhelos y esperan repartir felicidad a un país azotado este año por un terremoto y un tsunami.
"Queremos darle una alegría a todo Chile, porque no lo han pasado bien en el último tiempo", reconoció el volante Arturo Vidal.
Fuera del Ingwenyama Lodge, los hinchas de la "Marea Roja" tampoco tienen dudas. "Hay que ganar", coinciden, mientras esperan que alguien les compre una camiseta para poder volver a Sabi, a 70 kilómetros.
También te puede interesar
Lo último
Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
No hay comentarios