Y Carlos Alcaraz hizo ¡boooom!
Sueños esféricos
Un buen partido de tenis es una cadena de onomatopeyas, como los tebeos de Ibáñez
Alcaraz conquista Wimbledon y abre una nueva era en el tenis
Las raíces sevillanas de Carlos Alcaraz
Tac!, ¡toc!, ¡arrrrgl!, ¡zas!, ¡ziuuuuuu!, ¡grrrrrrr!, ¡booom!, ¡glou, glou...! Las onomatopeyas siempre divierten. Lo han hecho durante décadas en las vibrantes viñetas que nos regalaba Francisco Ibáñez y también animan la banda sonora de un buen partido de tenis. Mientras el público disfruta callado con sus gafas de sol, retumban todo tipo de sonidos. Y algunos, confusos y nada recatados. A ver cómo se pueden describir los jadeos de unos y otras cuando aparece el cansancio y los puntos se alargan, si no es con onomatopeyas.
El tenis también es muy de interjecciones. “¡Noooo!”, si el tenista ha ejecutado mal un golpe. “¡Fuera!”, si opina que el rival envió la bola fuera de los límites de la pista. Por supuesto el “¡Vamos!” que hemos hecho nuestro desde que Nadal eclosionó. Aquí John McEnroe fue el amo. Y un enfant terrible.
Los tebeos de Ibáñez nos llenaron de humor y color esos huecos de los días que hoy los niños suelen llenar con las videoconsolas y los móviles. También nos enseñaron que es sanísimo reírse de uno mismo y que de las derrotas (memorables los especiales de cada Mundial de fútbol) se aprende más que de las victorias.
Afortunadamente, en este siglo que nos alumbra, nos hemos habituado mucho, demasiado, a gozar con las victorias. A veces no dejamos ni las migajas. En las competiciones europeas de fútbol, en los torneos de selecciones de baloncesto. Y en el tenis, donde los españoles tan orgullosos y ganadores nos sentimos en escenarios elitistas, tan lejanos a los que dibujaba Ibáñez, de sol justiciero y garbanzos.
Una final de Gran Slam se puede glosar con la cadena de onomatopeyas que abría el artículo: ¡Tac!, resta Djokovic. ¡Toc!, Alcaraz la envía a la red. ¡Arrrrgl!, 6-1 para el serbio en un suspiro. ¡Zas!, Alcaraz suelta su derecha. ¡Ziuuuuu!, passing del murciano. ¡Grrrrrr!, Djokovic se enfada. ¡Boooom!, Alcaraz destrona al rey.
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