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Caparrós, el seleccionador de un país en guerra

Internacional

El utrerano explica el contexto que se encontró en Armenia, invicta desde que cayera en su estreno como seleccionador: "Había que dar alegrías a todo un país que se encuentra en una situación delicada"

Caparrós, durante el partido ante Macedonia, a quien no había ganado nunca Armenia. / Georgi Licovski / Efe
Ignacio Ortega / Efe

17 de diciembre 2020 - 22:59

El técnico andaluz Joaquín Caparrós ha vivido muchas batallas sobre el verde de un campo de fútbol. Entrenó durante su carrera a más de una docena de equipos, pero nunca había tenido que dirigir a la selección de un país en guerra como Armenia.

"El Covid-19 nos complicó la vida, pero es un problema más internacional. En cambio, la guerra fue un palo para todos en la selección armenia, especialmente para los futbolistas", comentó Caparrós a Efe en una conversación telefónica.

Poco podía imaginar que meses después de su llegada a ese país estallaría una sangrienta guerra entre armenios y azerbaiyanos por el control del enclave montañoso de Nagorno Karabaj (Cáucaso sur) que dejó miles de muertos en 44 días de combates.

Caparrós, que trabajaba en el Sevilla cuando fue contratado en marzo como seleccionador armenio, se define como "un hombre de acción", pero la guerra son palabras mayores.

LA GUERRA DEL FÚTBOL

"Emocionalmente, fue muy duro para los jugadores, que tenían familiares y amigos en medio del conflicto, algunos de los cuales murieron en los combates", explica el utrerano. Reconoce el ex técnico de Recreativo, Sevilla, Deportivo, Athletic, Mallorca y Osasuna, entre otros clubes, que fue "difícil" hablar de "objetivos deportivos cuando hay cosas que están por encima de lo deportivo, cuando hay personas que están muriendo".

Debido a las hostilidades –el alto el fuego fue firmado el 10 de noviembre–, Armenia no ha podido disputar ningún partido en Ereván desde que derrotara a Estonia a principios de septiembre (2-0).

Aunque nunca se había topado con una situación parecida en sus casi 30 años de carrera, Caparrós cree que en estos casos las palabras sobran.

"Intentamos ponernos en su papel, aunque era difícil. Las cosas se demuestran con los hechos. Humildemente, creo que empatizamos con el grupo. Se dieron cuenta de que éramos coherentes, que las palabras coincidían con nuestras acciones", dijo.

El mensaje era claro. "Uno puede jugar en un club y ganar títulos y dinero. Pero yo les decía que había que dar alegrías a todo un país que se encuentra en una situación delicada y pasar a la historia", afirma.

"Eso es algo que no se puede cuantificar", agrega un técnico que a sus 65 años tiene una amplísima trayectoria en el fútbol español, desde que ascendiera al Recreativo a Segunda.

ARENGA PATRIÓTICA

Por ello, después de derrotar a Macedonia del Norte (1-0) en un partido disputado en Nicosia (Chipre), no dudó en pedir a gritos que pusieran el himno armenio en el estadio. "¡Que pongan el himno de Armenia por megafonía!", pedía Caparrós en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo. Quería que la victoria en el campo de fútbol levantara el ánimo a los armenios, que acababan de perder la guerra en el Karabaj, cuya soberanía los enfrenta a los azerbaiyanos desde 1988.

"No era nada preparado. Las palabras quedan ahí, pero lo que llega son los sentimientos. Los gestos salen de dentro. Todo el país estaba viendo el partido. Quería que todos vieran que cantábamos el himno", comentó.

El seleccionador armenio cree que en eso radica "la grandeza del fútbol y del deporte, en general, en la unión, en pasar de la tristeza a la alegría".

Haciendo de la necesidad virtud, también consideró que el jugar los partidos en campo neutral debido a la guerra debía ser "un efecto motivador más". "La ventaja que teníamos era que la gente cuando viene a la selección lo hace con un gran sentido patriótico. Es un aval que hay que aprovechar. La selección es algo muy especial para los armenios", apuntó.

RESULTADO HISTÓRICO

El conflicto de Nagorno Karabaj golpeó a los futbolistas armenios, pero éstos lograron sobreponerse y lograr los mejores resultados de su historia. Caparrós perdió en su debut oficial ante Macedonia del Norte en septiembre (2-1), pero desde entonces no conoce la derrota. "Nunca le habíamos ganado a Georgia. Eso nos dio un punto de motivación más", señaló sobre la victoria en Tiflis (1-2).

La victoria por la mínima ante los macedonios, que se habían clasificado brillantemente para la Eurocopa, permitió a Armenia ascender a la división B de la Liga de las Naciones, en un partido en el que no pudieron contar con su máxima estrella, Henrikh Mkhitaryan (Roma).

"Estoy muy contento, pero más que por nosotros, por el país y por los chicos, que son un grupo espectacular", señaló.

PRÓXIMO OBJETIVO, EL MUNDIAL

El técnico utrerano cree que es "buena señal" que los armenios no se conformen con ganar algunos partidos contra equipos menores y ya miren con ilusión al Mundial de Qatar.

"Nuestra selección conoce sus limitaciones. Tenemos un grupo complicado con Alemania, Rumanía e Islandia, entre otros. La competición dirá. Iremos partido a partido", señaló.

Armenia, que nunca ha disputado un torneo de naciones, también se enfrentará en el Grupo J a Macedonia del Norte y Liechtenstein.

Caparrós echa de menos el público en los estadios, ya que "los aficionados son el alma de este juego", y alaba el trabajo de Luis Enrique al frente de la selección española.

"Hay un gran potencial y muchísima calidad. Luis está haciendo un trabajo magnífico. España es uno de los equipos de mayor nivel en Europa y en el mundo", indicó.

Pero advierte que España fue campeona en 2010 cuando la gran mayoría de sus integrantes militaban en equipos españoles.

"Muchos de los internacionales españoles juegan fuera. La Liga está perdiendo potencial. Hay que repescar a esos futbolistas", sentenció el técnico utrerano.

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