La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
La Feria de Abril tiene sus ritos y el Sevilla también ha convertido en una sana tradición el almuerzo de confraternización de su consejo y su plantilla en una de la casetas de más solera del real, la de la Peña Sevillista Macarena. Ante la Virgen de la Esperanza se reunieron un año más consejeros y jugadores para recibir el calor del sevillismo, arremolinado a la entrada de la caseta y bajo los toldos rojos y blancos de la misma para vivir, y sufrir, el tórrido ambiente que el levante ha deparado para estos días de fiesta y encuentro.
Rakitic fue uno de los futbolistas que más cariño recibió por parte de los aficionados, después de su extraordinario encuentro en Heliópolis y el magnífico momento que atraviesa. El jugador, que se casó apenas dos días antes del derbi, se mostraba radiante en la Feria junto a su esposa.
No fue la única mujer que acompañó a jugadores y consejeros vestida de flamenca, pues también las españolas foráneas y alguna extranjera como la esposa de Trochowski obviaron las altas temperaturas para lucir volantes, lunares, peinetas y mantillas. Todo un sacrificio que exige la Feria para un día de fuego en el real.
El buen ambiente reinó desde que los invitados fueron llegando a la citada caseta, donde el capitán Andrés Palop, en la que será seguramente su última aparición en el ritual de la Feria con el Sevilla, recibió la insignia de oro de la peña macarena, como reconocimiento a su brillantísima y prolífica trayectoria en Nervión.
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