Todo el Betis con el Betis, todo menos él

Unos 60.000 béticos, el doble que en la época de los títulos, se apoderaron de la Plaza Nueva · El rotundo éxito de la manifestación del 15-J debe hacer reflexionar a quien la provocó, Manuel Ruiz de Lopera

Javier Mérida

15 de junio 2009 - 20:41

Sevilla/Los béticos no eligen ser del Betis, es el Betis el que los elige a ellos. Y elige a gente de bien y con sentimientos que sepan corresponderlo. Como los casi 60.000 que ayer lo acompañaron a través de los intestinos de la Sevilla más Sevilla de todas, la que nace a los pies de la Giralda y muere donde el primero de los sevillanos tiene su casa. Estuvo hasta ese primer sevillano, y bético, Alfredo Sánchez Monteseirín, aunque a título particular y asomado a una ventana del Ayuntamiento que le permitía ver la riada de béticos y béticas -¡qué de mujeres!- que bajaba por esa Avenida surcada de raíles e infectada de catenarias.

Una riada que ya se atisbaba cuando, con el sol insultantemente fuera, la Puerta de Jerez recibía a la provincia y por Tetuán y El Salvador se asomaban béticos de todos los sitios, incluso de El Fontanal. Todos menos uno, ése al que el Betis también lo eligió en su día, pero al que ayer, 15-J ya para siempre en la historia de los corazones verdiblancos, le dijo en voz alta una y sesenta mil veces: "Lopera, vete ya".

Y se lo dijo sin acritud y con estilo. El Betis, sí el Betis, fue elegante. Tiene clase este Betis. Ése es el estilo Betis. El que siempre fue hasta que él -todos saben quién es él- perdió las formas con su estilo altanero y soez. Los del 77, los de aquella Copa que él quiso desprestigiar cuando el Betis ganó la que tuvo secuestrada en su casa; artistas, toreros, políticos, del PSOE como Emilio Carrillo y del PP como Eloy Tarno o Jaime Raynaud... Todo el Betis estuvo con el Betis, todo menos él.

"Vine a defender al Real Betis Balompié que todos queremos y al que algunos defendimos desde los 13 años", dice Quino, recién llegado de esa Cádiz que divide su alma en dos y que hacía un esfuerzo, como el resto de la cabecera de la manifestación, por alcanzar el punto cero en una Plaza Virgen de los Reyes en la que no cabía ni el más privilegiado de sus vecinos, el Giraldillo. ¡Cuánto Betis en la atardecida más bética que se recuerda!

Con la camiseta del Homenaje a Quico, del que él -todos saben quién es él- se desmarcó como de tantas otras promesas, a Rafael Gordillo le afloraban lágrimas verdiblancas. Estuvo hasta el Pichichi Rincón, quien en la previa se había desmarcado y al que el Betis lo rescató por suerte a última hora. Estuvieron todos, todos menos él.

"Todas tus acciones no pueden con nuestros corazones", rezaba unas de las pancartas que viajaban en la cabecera y cuyos portadores también intentaban organizarse en una multitud caótica por desbordante pero ejemplar como no se recuerda. Gente, mucha gente. Dicen que, congregados en la Plaza Nueva, incluso más que los días de títulos. No se recuerda tanta gente en el Centro desde la manifestación por el 11-M. Muchos béticos. Todos, todos menos él.

"La capacidad de movilización y de acción de la afición bética no viene determinada por el descenso a Segunda División, sino por la sensación de los béticos de que estamos en un callejón sin salida. La afición lo que hace es coger el testigo para que haya luz en el horizonte. Manuel Ruiz de Lopera debe ser inteligente y escuchar ofertas que, aunque no astronómicas, las habrá", asegura el socio 212 de la entidad, Emilio Carrillo.

Es uno más de los béticos de siempre que estuvo apiñado como bala de cañón. Esos béticos de 1907 y de cuando los campos de polvareda. Que el Betis no nació en 1992. En 1992 comenzó a morirse aunque la enfermedad fuese lenta y traicionera y tardase un tiempo en dar la cara.

Pero el Betis está vivo. A fe que está vivo y que ni él -todos saben quién es él- puede con él. José Manuel Soto, ése al que intentó desprestigiar ante España quien no tiene capacidad más que para honrar al que insulta, puso el fin de fiesta antes de las diez y media con un comunicado, adobado de himnos, en el corazón de Sevilla. Hablaba el Betis. Todo el Betis, todo menos él.

"Manuel Ruiz de Lopera escuchará ofertas", escribía esa web al servicio de él que no del Betis. Antes, se rumorea, pudo oírse en esa radio que es una máquina de vilipendiar a béticos y que casi nadie escucha que 1.500 fieles se echarían a la calle. Fueron algunos más los que, sin insultarlo a él y con educación, le dijeron que no lo quieren. Y si queda alguien que lo quiera y se atreve que le cuente la verdad. Y que se lo piense...

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