Bendita rivalidad

La Rosaleda es uno de los campos donde más suele puntuar el Sevilla en la historia, con 8 triunfos, 6 empates y 12 derrotas Sólo cayó una vez en las últimas cinco visitas a Málaga.

Emery sigue las evoluciones de un partidillo, con Perotti en primer plano y Coke y Javi Hervás detrás.
Eduardo Florido / Sevilla

10 de mayo 2013 - 05:02

El Sevilla visita La Rosaleda y eso es sinónimo de enconada rivalidad, de hostilidad y de emoción, hasta el punto de que el partido ha sido declarado de alto riesgo, como es habitual. Sin embargo, esa rivalidad, siempre que sea bien entendida, puede considerarse como positiva para un equipo, el de Unai Emery, que necesita romper de una vez por todas el maleficio que lo persigue a domicilio. Hasta ahora, el entrenador guipuzcoano no ha logrado que su equipo gane fuera de casa y sólo en otro ambiente muy hostil, el campo del Betis, desplegó un gran juego que mereció mucho más que el frustrante empate final.

Quizá lo que le haga falta a este Sevilla de dos caras tan antagónicas es, precisamente, verse inmerso en un escenario belicoso que lo pique para sacar la necesaria competitividad que requiere cualquier estadio de la Liga. Después de fallar en campos a priori más propicios y con mucha menos carga emocional como Son Moix, Ciudad de Valencia o Zorrilla, Emery se juega un nuevo match ball en La Rosaleda y la estadística refuerza ese mejor acomodo del Sevilla territorios mucho más hostiles.

El estadio malacitano es uno de los escenarios más propicios para los nervionenses de todo el panorama español. Ante pocos equipos, como precisamente el eterno rival sevillista, han logrado mejores resultados que en la Costa del Sol. Tanto en la etapa del club blanquiazul como Club Deportivo Málaga como en la nueva de Málaga Club de Fútbol. De 26 visitas en Primera División, el Sevilla sólo hincó la rodilla en 12, menos de la mitad de ellas. El resto fueron 8 victorias y 6 empates. Además, en las últimos cinco partidos del Sevilla en La Rosaleda, sólo perdió en una ocasión, el curso pasado, cuando, aún de la mano de Marcelino, cayó por 2-1, con goles de Weligton y Seba Fernández por los locales y de Luna por los visitantes, todos en la primera parte. El tanto del canterano, obrado poco después del tempranero 1-0, parecía indicar que el Sevilla iba a seguir la tendencia de los años precedentes, en los que siempre comenzó ganando el Málaga para que luego se diera la remontada visitante.

Así ocurrió en las temporadas 10-11 (1-2, Rondón, Alfaro y Cáceres), 09-10 (1-2, Caicedo, Cala y Lolo) y 08-09 (2-2, Salva, dos goles, Kanoute y Luis Fabiano). En el anterior precedente, en la 05-06, el Sevilla, con un equipo lleno de suplentes, venció a un Málaga ya descendido, cuatro días antes de jugar la final de Eindhoven (0-2, Renato y Fernando Sales). Es decir, que en los cinco Málaga-Sevilla precedentes se sucedieron tres victorias visitantes, un empate y una sola derrota, la producida el curso pasado poco antes de que el técnico asturiano le diese el relevo a Míchel en el banquillo.

Esta preeminencia también se dio en partidos en los que el Sevilla se jugaba muchísimo, como aquel encuentro en Segunda División en junio de 1999 en el que los hombres de Marcos Alonso necesitaban ganar para jugar la promoción de ascenso. Un gol de Tsartas de penalti acalló una Rosaleda tan hostil como siempre, aunque el encuentro estuvo rodeado de ciertas sospechas de relajación local.

Ahora el Sevilla se juega seguir agarrado a sus opciones europeas y se encontrará una Rosaleda de uñas por el asunto del recurso del Málaga al TAS y ciertas declaraciones sevillistas que allí se han interpretado por algunos de forma algo tendenciosa o interesada. Forma parte de la historia de estos partidos, de una rivalidad que le puede venir bien a este Sevilla tan anodino fuera de casa.

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