Bacca y el gol, un idilio que va a más
Sevilla - Elche · frente a frente
Sin estar fino en los desmarques ni en los controles, el colombiano hizo dos tantos más y supera con 16 su marca de la Liga pasada. Jonathas, engullido por el entramado blanco.
Carlos Bacca ya ha inscrito su nombre en la historia de los grandes goleadores del Sevilla. Si en su primera temporada, con 14 goles en Liga y 7 en Liga Europa, alcanzó los 21 y superó así los dígitos del primer curso de dos mitos como Kanoute y Luis Fabiano, ante el Elche se superó a sí mismo y batió un registro destacable, pues ya suma 16, a falta de 11 jornadas para el final de la Liga. Lo suyo es un idilio con el gol sin descanso, una historia de amor que va a más, que destaca por encima de su rendimiento en el juego colectivo. Sus goles y el de su cualificado competidor, Gameiro, ensombrecieron la mayor amenaza del Elche, el emergente Jonathas.
En la línea de unos partidos atrás, Bacca no estuvo fino en los desmarques ni en los controles, pero terminó siendo el triunfador de la noche. Es un jugador que, en un contexto general, está en las antípodas de Iago Aspas, que volvió a mostrar públicamente, junto al banquillo, su tremendo enfado por no haber participado ni un minuto en un partido cómodo, a pesar de que ha demostrado en sus pocas comparecencias que aporta bastante al juego colectivo. Para Unai Emery el titular indiscutible en la Liga es Bacca, haya o no haya rotaciones obligadas. El colombiano ha jugado los 27 partidos, sólo dos como suplente, y le devuelve la confianza a su técnico a base de goles y más goles. No se cansa el delantero sevillista de hincar sus rodillas en el suelo para agradecer su reencuentro cotidiano con el gol, que suele dedicar a su familia con un gesto, el del corazón, símbolo de ese idilio. Mientras, Iago Aspas rumia su pena en el banquillo.
El colombiano, pese a las aparentes ausencias en la construcción del juego, sí contribuyó a que el Elche fuera aculándose cada vez más con esos desmarques constantes que, la mayor parte de las veces, lo dejaban en posición de fuera de juego. Hasta cuatro veces cayó en posición ilegal Bacca. Pero no dejó de ser una inquietud, antes y después de sus dos goles. El primero cayó pronto, de ajustado penalti al palo, tras la jugada de Reyes (minuto 18). El segundo (31'), al cabecear a puerta vacía un centro de Coke, que aprovechó un excelente pase de Banega a la espalda de la defensa rival, desequilibrada y rota ante las constantes permutas y percusiones de los atacantes sevillistas, con Bacca en la punta de lanza.
Enfrente, Jonathas apenas tuvo opciones en el área. El entramado blanco engulló al fornido brasileño, cuyos goles (9) y juego han provocado que los rumores lo sitúen en la órbita del Sevilla. En Nervión apenas demostró alguna de sus cualidades. Las ayudas de Iborra y Krychowiak a Pareja, su marcador, impidieron que se acomodara alguna vez el balón en la zona caliente. La defensa sevillista escupió fuera del área al ariete del Elche, que apenas tuvo algún intento con disparos lejanos inocuos. Bacca sí pisó mucho el área, aunque apenas dispuso de algún remate defectuoso. Casi sin despeinarse batió su propia marca.
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